Un artículo de mi autoría sobre el 8 de marzo, contando la experiencia que aquí están llevando adelante un grupo de obreras de la industria del vestido, que han tomado la fábrica y el control de la producción bajo sus manos desde el 18 de diciembre pasado, cuando la patronal hizo abandono de su empresa.

En homenaje a las trabajadoras de la textil Brukman

Los tejedores desnudos

El 18 de diciembre pasado, los dueños de la empresa textil Brukman huyeron. Justo un día antes de la renuncia del odiado ministro de Economía, Domingo Cavallo, y dos días antes que lo hiciera –dando la última orden de reprimir a los manifestantes en Plaza de Mayo- el presidente Fernando De la Rúa.

Si no fuera trágico, podríamos bromear con que ellos huyeron vestidos con los trajes de primeras marcas que fabrican las obreras de Brukman. Mientras, las que cortan, tejen, hilan y cosen estaban a punto de perderlo todo: se quedaban sin su fuente de trabajo. Pero decidieron que no iba a ser así y tomaron la planta.

Los dueños no aparecieron, pero entre asambleas y costuras, aparecieron los pequeños comerciantes de la zona que, atrapados por el “corralito financiero