Encuentro político, académico, cultural y editorial, marcado por la diversidad y la pluralidad
LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO
porto alegre, brasil, 1o. de febrero de 2002..
Vista desde el aire, la Universidad Católica de Porto Alegre semeja un hormiguero. Entre 60 y 80 mil personas están allí reunidas a lo largo del día para realizar el segundo Foro Social Mundial (FSM). Distribuidas en salones, jardines y auditorios escuchan conferencias, debaten posiciones, tocan música, venden propaganda revolucionaria, escenifican obras de teatro, distribuyen panfletos y hasta hacen manifestaciones. Y a las seis de la tarde se concentran para escuchar la ponencia magistral sobre la guerra de Noam Chomsky en la sala principal.
En las entradas de los edificios más importantes las multitudes parecen encontrarse en una especie de estación del Metro Balderas en hora pico.
Centenares de cámaras de video y equipo fotográfico registran los movimientos de los asistentes. Nadie parece incomodarse con el tumulto.
Para no extraviarse en este caos organizado se requiere tener un plan muy preciso de las charlas que se quieren escuchar o de las reuniones a las que se desea asistir. Y es que durante cinco días se efectuarán 27 conferencias centrales con traducción simultánea a diferentes idiomas en siete grandes locales, universidades, polideportivos, hoteles y auditorios. Durante las tardes habrá más de 900 talleres y por las noches personalidades mundiales ofrecerán testimonios. Simultáneamente se llevan a cabo el segundo Foro Parlamentario Mundial -el 1o. y 2 de febrero- y el primer Foro Mundial de Jueces, en tanto, por primera vez está convocado el Foro Mundial de Niños y Adolescentes, llamado el Forinho (el pequeño foro).
Por si fuera poco, en un gimnasio con capacidad para cinco mil personas se realizará el Tribunal contra la deuda del Sur. Además habrá una conferencia sobre el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), todos acompañados de múltiples actividades culturales.
El foro es, simultáneamente, un evento político, un encuentro académico, un festival cultural y un tianguis editorial. Personalidades de la izquierda intelectual como Inmanuel Wallerstein, Michael Lowy, Michael Hardt (coautor con Toni Negri del libro Imperio) o Naomi Klein, por citar apenas unos cuantos, conviven y debaten con los dirigentes sociales o funcionarios de ONG (que siguen siendo no gubernamentales y no se han convertido en neogubernamentales) que han protagonizado algunas de las más importantes jornadas de lucha contra el neoliberalismo en prácticamente todos los rincones del planeta.
El valor de la diversidad
Si la temática abordada tuviera colorido abarcaría desde el infrarrojo hasta el ultravioleta. Si es verdad que otro mundo es posible aquí y ahora -idea-fuerza central del evento- ello sólo puede realizarse desde la diversidad y la pluralidad.
De manera simultánea se discute la situación y el futuro de los estados-nación, la naturaleza del sistema internacional existente (imperialismo o imperio), el comercio justo, las experiencias de poder local, el futuro del campesinado, los riesgos de
la agricultura transgénica, los desastres de la privatización del sector eléctrico, las características del trabajo en la nueva sociedad, la condición de género, el estado actual de la educación popular, la lucha de las minorías sexuales, la promoción del esperanto como lengua franca, la concentración corporativa, la autonomía indígena, el Plan Puebla-Panamá y el Plan Colombia, el papel de los sindicatos, las perspectivas del socialismo, y, por supuesto, los cacerolazos argentinos.
Muchas de las discusiones insisten en que la lucha contra el neoliberalismo es, también, la lucha por otra globalización: la de los derechos universales, la del libre tránsito para las personas, la que se opone a la exclusión y busca beneficios sociales para todos, la que rechaza las patentes a medicinas que son genéricos y que se requieren para atender enfermedades como el sida, la que busca conservar como parte del domino público bienes y conocimientos que quieren ser privatizados a favor de unas cuantas empresas (como es el caso de la biodiversidad o el agua).
De muy distintas maneras el FSM ha insistido también en que se requiere luchar contra las guerras. Las diferencias en la caracterización del militarismo actual son claras. Mientras que para Fausto Bertinotti, secretario general de Refundación Comunista en Italia, las guerras actuales no son una eventualidad sino una respuesta orgánica a la última crisis del capitalismo, muchos otros ponentes consideran que no hay relación directa entre una cosa y otra. Sin embargo, puede hablarse de que en el foro hay un consenso básico sobre este asunto: un mundo sin guerras es posible porque de lo contrario no habrá mundo.
Nada estaría más alejado de la naturaleza de este foro que considerar que hay en sus participantes una comprensión común de la situación actual.
Participan aquí lo mismo organizaciones que luchan por la liberación nacional que movimientos de contestación al neoliberalismo, militantes anticapitalistas o impulsores del antimperialismo. Coinciden en el evento grupos a favor del Estado Palestino, nacionalistas vascos y pacifistas.
La mayoría de los asistentes pertenecen a alguna red o institución identificada por la lucha para transformar a la sociedad desde una perspectiva solidaria. Es muy poco usual que su presencia sea exclusivamente a título individual. De manera que el foro es un organismo sombrilla que expresa y da cobertura a un significativo tejido social y a una parte relevante de la clase política alternativa de izquierda.
El tamaño de los contingentes es desigual. Mientras que en la delegación italiana participan alrededor de mil 400 personas y la de Argentina está presente en todos lados, de otros países asisten apenas unos cuantos delegados. Lo mismo sucede con la composición de esos destacamentos. La mayoría de los representantes de los países africanos trabajan en ONG que tienen acceso a financiamientos de fundaciones internacionales, en cambio, la cantidad de delegados latinoamericanos provenientes de movimientos populares es significativa.
Desobedientes civiles, socialistas, comunistas, nuevos y viejos anarquistas, pacifistas, feministas, ecologistas, promotores de la tasa Tobin, y muchos más que se niegan a ser incluidos en etiqueta alguna, están aquí para sumar fuerzas o para no quedarse fuera del esfuerzo unitario.
La nueva pasarela política
El éxito de la convocatoria al foro puede medirse no sólo por la impresionante cantidad de delegados que asisten a él, sino en que fuerzas y políticos que no provienen del espectro radical o alternativo y se identifican con la "centro izquierda" están aquí. En los nuevos tiempos, y ante la indudable capacidad de convocatoria de la reunión, parece que algunos funcionarios intuyen que viste mucho darse una vuelta a Brasil y decir unas cuantas palabras bonitas sobre la injusticia del mundo actual y la necesidad de la paz para regresar a casa a seguir haciendo la misma política de siempre.
Eso resultó evidente en el foro de alcaldes y gobernadores celebrado unos cuantos días antes del Foro Social Mundial, en el que el alcalde de Génova expresó su satisfacción por la continuidad que observaba entre las protestas contra el G-8 efectuadas el año pasado y el encuentro en Porto Alegre, sin decir una palabra acerca de la salvaje represión que padecieron los manifestantes en su ciudad.
El vuelco que esta situación ha provocado en algunos medios es notable. Marco Callabria, de la revista Carta, observa que apenas hace un año los medios se volcaron a entrevistar a José Bové, pero en esta ocasión habían buscado más bien a figuras como el alcalde de Roma o Mario Soares.
La presencia de políticos de este corte no resulta agradable para todos y hay quien supone que el principal peligro del encuentro está en que la acción de estas personalidades provoque que la reunión pierda su perfil claramente alternativo. Durante el Foro de Parlamentarios, que es parte de las actividades paralelas del FSM, un grupo de legisladores italianos protestó porque al evento asisten diputados que votaron en sus parlamentos a favor de la guerra contra Afganistán.
A la izquierda del paraíso
En el gimnasio Tesocuriha se hospedan y trabajan unos 2 mil 500 delegados de la organización Vía Campesina, la convergencia mundial de organizaciones rurales más innovadora y activa. El Movimiento de los Sin Tierra de Brasil tiene en esa red una enorme autoridad e influencia política. Allí se encuentran por parte de México representantes de la CNPA y de la UNORCA.
A las orillas de Porto Alegre los jóvenes han instalado el campamento Carlo Giuliani, nombrado así en honor al muchacho italiano que fue asesinado por la policía durante las protestas de Génova.
En ambos puntos de reunión se concentran parte de las posiciones más radicales del foro: la de quienes quieren que asuma una dinámica anticapitalista y ven con suspicacia la posibilidad de que se destiña con la presencia de personalidades más moderados.
¿Cómo se financió la reunión? La mayoría de las delegaciones ha pagado sus gastos de traslado y estancia, en ocasiones con apoyo de fundaciones y en otras con recursos propios.
Además, el gobierno de Río Grande do Sul invirtió cerca de un millón de dólares en la realización del foro. Justificó el gasto diciendo que los delegados dejarían en la ciudad una derrama económica al menos 10 veces mayor, pero al consejero de la ciudad Sebastiao Melo, integrante del opositor PMDB, no le pareció el gasto que sus adversarios políticos hicieron para apoyar un evento con el que no está de acuerdo por lo que exigió al gobierno de Porto Alegre entregar la documentación de los gastos efectuados para realizar el foro. En respuesta recibió un informe de 4 mil páginas.
A pesar del desbordamiento provocado por los 80 mil asistentes al foro y por la sensación de falta de rumbo que en ocasiones se presenta, el hormiguero de Porto Alegre, como todos los hormigueros, tiene orden y concierto. Sus trabajos no se detienen. Los consensos se van tejiendo. Por lo pronto, el próximo foro se realizará nuevamente en esta ciudad, a pesar del interés de algunos contingentes por trasladarlo a otros países o ciudades dentro de Brasil.
Y, para quienes no tienen mucha plata que gastar pero quieren un poco de diversión fuerte, hay buenas noticias. Un conocido centro nocturno de la ciudad en el que departen bien formadas vedetes ofrece descuento a todos aquellos clientes que sean asistentes al FSM. ¿Quién dice que otro mundo no es posible?
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