En este 8 de marzo, en Santiago de Chile, fuimos muchas y muchos en caminar por la Alameda por las mujeres y contra el neoliberalismo. Varias agrupaciones estuvieron presentes, marcando la ausencia de varias compañeras, detenidas desaparecidas o aun presas políticas, pero sin embargo el ejemplo de aquellas estuvo mas que nunca presente en nuestras metas como genero.

Si el 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer, no es por nada. Este fecha fue propuesta en 1910 por una dirigente sindical alemana, Clara Zetkin, en homenaje a las mujeres trabajadoras que fueron acribilladas en 1857 mientras protestaban contra la jornada de 16 horas de trabajo. Desde 1911, cada año, a parte de darnos flores, recordamos alrededor del mundo a nuestras antepasadas que abrieron el camino a la larga lucha de la mujer.

En una sociedad tradicionalmente patriarcal y explotadora de recursos, el pasaje de la dominación de la iglesia a la dominación del capital no modifico realmente el espacio reservado a la mujer en las decisiones políticas. Después de muchos años de lucha, se le otorgaron ciertas libertades, pero aun queda mucho por lograr. Que sea en el aspecto laboral, en la responsabilidad exclusiva del hogar, en el acceso a estudios superiores... sin entrar en el tema de un espacio en las decisiones políticas.

Cuando ya paso el entusiasmo de la supuesta liberación de la mujer, muchos quedaron clavados en el prejuicio de que el feminismo consistía en un odio hacia los hombres, que las feministas querían solo quitarle a sus compañeros su puesto en la sociedad. Sin embargo, esta ignorancia es incentivada por el sistema que quiere discriminar el potencial revolucionario de la lucha de las mujeres.

Es cierto que como en otros sectores de lucha, existen ciertas compañeras que se hunden en reivindicaciones particulares, pero la lucha feminista en sí tiene fundamentos en la lucha de clases.
Tomando en cuenta que el sistema patriarcal es hoy en día el genitor de un sistema económico que privilegia a una mínima parte de la humanidad, la lucha por la igualdad y por el derecho a un porvenir sano pasa a ser la lucha de las grandes mayorías. El sistema económico que somete la mujer a la injusticia es el mismo sistema que explota los trabajadores y los recursos naturales, y por eso mismo la lucha feminista contra el problema de fondo llega a ser una lucha contra el capitalismo y el fascismo.

La mujer siempre ha tenido un papel decisivo en todas las grandes revoluciones de este siglo; ellas iniciaron el proceso de la revolución bolchevique, en 1915 en su marcha contra el Tsar donde se incorporaron todos los descontentos del régimen, ellas estuvieron en la primera línea en la guerra contra el fascismo en España, ellas fueron las primeras a levantarse públicamente contra las dictaduras de América del Sur, en definitiva ellas siempre fueron las primeras a oponerse al asesinato de un porvenir sano para sus hijos. Pero en el proceso revolucionario, las mujeres no tienen que solo luchar según la voluntad de los hombres, sino con sus voluntades propias. Si proponemos construir una sociedad mas justa, pasar a una nueva etapa en lo que concierne la propiedad, hay que desde ya construir un nuevo tipo de relaciones entre géneros, y por eso mismo nace el feminismo, ya que algunos compañeros suelen olvidar que las mujeres no les pertenecen.

En este 8 de marzo, en Santiago de Chile, fuimos muchas y muchos en caminar por la Alameda por las mujeres y contra el neoliberalismo. Varias agrupaciones estuvieron presentes, marcando la ausencia de varias compañeras, detenidas desaparecidas o aun presas políticas, pero sin embargo el ejemplo de aquellas estuvo mas que nunca presente en nuestras metas como genero. La marcha se finalizo en un acto donde intervinieron varios artistas y organizadores del evento, entre otros músicos mapuches y bailarines tradicionales. Volvimos a marcar nuestro desacuerdo con las políticas del gobierno de la Concertación, y nuestra intención de seguir la lucha por la verdad y la justicia.