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Hacia enfrentamientos decisivos entre el proletariado y las fuerzas capitalistasAnonyme, Martes, Noviembre 16, 2010 - 20:26 (Analyses | Economy | Guerre / War | Imperialism | Politiques & classes sociales | Poverty | Solidarite internationale | Syndicats/Unions - Travail/Labor) Este desarrollo simultáneo de las luchas obreras en el plano mundial plantea la cuestión de la perspectiva de “la internacionalización” de estas luchas. Indica que hemos entrado en un proceso que conduce a confrontaciones de clases generalizadas e históricamente cruciales. Boletín Comunista Internacional 3 (noviembre 2010) Una vez más, la lucha de clases se confirma con fuerza como el motor de la historia a los ojos de la mayoría, a pesar de su tantas veces “muerte anunciada” por los ideólogos y propagandistas burgueses. Todos los continentes son alcanzados por los combates del proletariado: América -Brasil, Chile, México, Estados Unidos-, Asia -China, Vietnam, Tailandia, Turquía-, África -Sudáfrica, Egipto-, los países del antiguo bloque soviético -Rusia, Bulgaria, Ucrania, Países Bálticos-, y ahora, de manera simultánea, casi todos los países de Europa Occidental -Grecia, España, Portugal, Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Alemania, … El proletariado del mundo entero, y particularmente de su corazón histórico, Europa occidental, reanuda el camino del combate de clase de manera simultánea. Estas luchas de desarrollan como respuesta ante los ataques masivos que el capitalismo en crisis aguda está obligado a lanzar contra la clase explotada. La supuesta recuperación económica es solamente un engaño, una mentira más, que la realidad cotidiana -e incluso con frecuencia las cifras mismas de las estadísticas de la burguesía- desmiente. Y es lo mismo en cuanto a la falsa “buena salud económica” de los países llamados “emergentes”.1 China -y junto con ella Brasil-, tan frecuentemente puesta como ejemplo, conoce una situación económica cada vez más “contradictoria” desde el punto de vista capitalista, y de cada vez mayor miseria para la clase obrera. En cualquier momento, este país podría explotar, tanto en el plano económico como el social, y las luchas obreras masivas y violentas se multiplican.2 Este desarrollo simultáneo de las luchas obreras en el plano mundial plantea la cuestión de la perspectiva de “la internacionalización” de estas luchas. Indica que hemos entrado en un proceso que conduce a confrontaciones de clases generalizadas e históricamente cruciales. Este proceso se enfrenta actualmente a los obstáculos que el aparato de Estado capitalista coloca en su ruta. En primer lugar, las maniobras y los sabotajes de los sindicatos que se ven cada vez más obligados a utilizar una falsa división interna entre las direcciones y una “base” más radical. Los primeros organizan jornadas de acción, huelgas y manifestaciones nacionales, con el objetivo de ocupar el terreno, de limitar al máximo el estallido de luchas abiertas y sofocar cualquier control directo por los obreros de éstas, y particularmente su extensión y unificación contra el Estado. Al no poder ser contenida con estas jornadas la creciente presión y combatividad obreras, entonces el sindicalismo de base “acompaña” (si es que no las organiza este mismo) los “desbordes”, las acciones más radicales, las huelgas “salvajes” -es decir las que, con justa razón, no respetan a las leyes burguesas que establecen el supuesto “derecho” de huelga-; las manifestaciones que no quieren ser inofensivos paseos sindicales y que se apoderan de la calle, los piquetes de huelga y bloqueos de empresas, etc. “Acompaña” también a todos estos movimientos sociales amordazando a las asambleas generales que pretenden ser independientes de los sindicatos con los “comités” y otras “coordinadoras” que controla (por ejemplo, las “asambleas generales interprofesionales” se han multiplicado en Francia recientemente, a veces a iniciativa de los obreros mismos, más frecuentemente a iniciativa de los izquierdistas y sindicalistas de base), para finalmente buscar desviarlas de su función y de su objetivo. A pesar de estos obstáculos, la combatividad y las luchas obreras se mantienen, buscando su camino por múltiples medios y en un aparente “desorden” que no es sino el proceso mismo de la lucha de clases, y más particularmente el de la huelga de masas descrito en su tiempo por Rosa Luxemburg:
Si bien no se trata aún de movimientos sociales del nivel de los de 1905 en Rusia, es el proceso de la huelga de masas el que se desarrolla actualmente a escala internacional, y muy particularmente en Europa occidental, el cual va a plantear a plazo las cuestiones de la generalización y de la unificación de los combates obreros. Si bien este proceso está, hoy, aún lejos de expresarse a través de un movimiento que cuestiones abiertamente al capitalismo, no deja de ser menos cierto, como lo precisa Rosa Luxemburg, que la huelga de masas “es más bien el signo, el concepto unificador de todo un periodo de años, quizás de decenios, de la lucha de clases.” Pero desde ahora, podemos afirmar que, raramente en la historia, hemos conocido una situación tal como la que se perfila ante nosotros, y que reúna tantas condiciones objetivas como subjetivas para que este proceso se extienda: la marcha inexorable y sin retorno de la crisis económica (que marca la quiebra histórica definitiva del sistema capitalista) está acompañada de un hundimiento ineluctable del proletariado mundial en la mayor de las miserias y de un desarrollo de la barbarie guerrera capitalista que anuncia y permite la preparación, por la clase dominante, de un nuevo holocausto generalizado; pero estas insoportables condiciones permiten, sin embargo, a la clase obrera, por todas partes, afirmar cada vez más su cólera y su rechazo a las políticas burguesas, y favorecen el desarrollo de sus propias experiencias de lucha y de su conciencia de clase maltrecha desde hace unas dos décadas. Por otra parte, la burguesía no se engaña y no deja de prepararse a nivel internacional. Por todas partes son las mismas estrategias las que instaura y desarrolla voluntariamente para enfrentar al peligro proletario. La burguesía se da todos los medios (especialmente gracias a sus sindicatos y sus medios de comunicación) para retrasar, dispersar, sabotear las respuestas obreras y sobre todo par impedir su generalización y su unificación conscientes por encima de las divisiones corporativistas e incluso nacionales; en otros términos, hace todo lo posible, desde ahora, para hacer abortar el proceso que se ha abierto. Actualmente, por ejemplo, casi por todas partes (sobre todo en Europa y América del Norte) y utilizando exactamente los mismos medios, adapta su aparato político ante la agravación de las contradicciones de clases. Así, por medio de la publicidad que hace a las “oposiciones extremistas” tanto de izquierda como de derecha, se arma específicamente contra la clase obrera: con la primera “oposición, busca cubrir el flanco social, el de las luchas; en cuanto a la segunda, se sirve de ese espantajo con el fin de desviar la atención de los obreros hacia la supuesta causa de la “democracia en peligro” para, con ello, encadenarlos detrás de la defensa del Estado democrático. Volvemos en este boletín sobre este fenómeno en nuestro artículo Por todas partes la burguesía prepara su aparato de Estado para enfrentar al proletariado en lucha. Pero, en la perspectiva de los enfrentamientos masivos inevitables que maduran ya, la burguesía no puede contentarse solamente con obstaculizar el desarrollo de las luchas obreras y de la conciencia de clase en las grandes masas obreras. Ataca también directamente en el plano político e ideológico a las vanguardias políticas del proletariado, es decir, a las fuerzas comunistas. Éstas se encuentran ya afectadas por la dispersión y el sectarismo, lo que hoy debilita la reacción obrera y la relación de fuerzas histórica entre proletariado y burguesía. La presión de la ideología burguesa en el interior del campo político proletario es una constante que justifica el combate permanente que debe llevarse a cabo contra las diversas manifestaciones de oportunismo político. La actual CCI, en su curso disparatado y aparentemente desenfrenado en esta vía, intenta actualmente introducir “a fuerzas” el anarquismo como un componente pleno del campo revolucionario, ¡si no es que como el alter-ego de la izquierda comunista! Además de que esto solo puede precipitar la liquidación, de por sí ya en riesgo, de esta organización y su pérdida definitiva como organización comunista, la aceptación pasiva, el silencio de las otras fuerzas del campo proletario, sobre las revisiones teóricas y políticas de la CCI representaría una debilidad considerable para el proletariado en la perspectiva de enfrentamientos masivos de clases. Como momento particular de este combate, el lector encontrará en este boletín la carta abierta que dirigimos al conjunto de militantes de la CCI. Y llamamos a todos los grupos comunistas y a todos los simpatizantes de la izquierda comunista, en primer lugar de la CCI misma, a intervenir y a implicarse en este combate.4 Evidentemente, no limitamos a esta dimensión, si bien para nosotros es fundamental, la acción de los grupos comunistas. Su intervención es igualmente importante en el desarrollo de las luchas obreras y el proceso de huelga de masas en el cual hemos entrado. Hasta hoy, su dispersión y sus vacilaciones políticas no han permitido que esta intervención esté a la altura, no de lo necesario ante la clase, sino de sus fuerzas políticas y militantes. Sin embargo, a partir de la historia y de las posiciones políticas que comparten, tienen los medios y la posibilidad de hablar con una sola voz en los combates de hoy y de mañana. Su existencia no tiene sentido más que por ello. 31 de octubre de 2010. inte...@yahoo.fr 1. Otro ejemplo, entre otros, de un “extigre” asiático tantas veces alabado: Singapur ha visto su Producto Neto Bruto disminuir 19% en el tercer trimestre. Fuente: IILS, septiembre 2010. 2. Fuente: Yahoofinances, 14 octubre, 2010. 3. Rosa Luxemburg, 1906, Huelga de masas, partido y sindicatos, c. IV. (versión en español: R. Lux., Obras escogidas, Era 1978). 4. Estamos dispuestos a reproducir en nuestros sitio y en nuestro boletín las intervenciones de grupo o individuos. |
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