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El servicio secreto visita a los comunistas internacionalistasAnonyme, Miércoles, Agosto 18, 2010 - 12:37 (Analyses | "Anti-terrorisme"/Liberté | G8-G20 | Politiques & classes sociales | Repression | Solidarite internationale) Precisemos que el marxismo ortodoxo siempre ha rechazado al terrorismo y las intrigas políticas que no tienen absolutamente nada que ver con el derrotismo revolucionario y la guerra de clases: ya sea la propaganda de “la acción directa” de los sindicalistas revolucionarios del siglo XIX, el bandidaje anarquista, o las manipulaciones bakuninistas en el seno de la Primera Internacional. En la noche del jueves 1 de julio de 2010, un aparato explosivo estalló en un centro de reclutamiento del ejército canadiense, situado en Trois-Rivières. El atentado, reivindicado por un obscuro grupo de nombre Resistencia Internacionalista, sucedió luego de otros dos atentados de ese tipo perpetrados en un periodo de 6 años; el primero fue cometido en 2004 contra una torreta de Hydro-Québec; el segundo, en 2006, hizo explotar el auto de un vocero de la industria petrolera. Hay en efecto pocos grupos en Canadá que se reivindiquen del internacionalismo proletario, y menos aún que tengan el la palabra “internacionalista” -producto del marxismo más ortodoxo- en su nombre. Los comunistas internacionalistas que somos nosotros formamos parte de este lote. No se necesita recordar que dos más dos son cuatro. Así que el 9 de julio pasado, los Comunistas Internacionalistas (Montreal), alias Klasbatalo, recibieron la visita de dos agentes del Servicio canadiense de información y seguridad, la agencia de contraespionaje federal que es el equivalente canadiense de la CIA estadounidense. Los dos hombres llegaron a la casa de uno de nuestros miembros expresamente para obtener información respecto al atentado perpetrado por Resistencia Internacionalista. ¿Cómo comportarse en este tipo de situaciones? Luego de haber espulgado los ficheros de la policía secreta zarista (la Ojrana) luego de la revolución rusa de 1917, Víctor Serge publicó su pequeño fascículo Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión. La obra abarcaba un panorama general de los métodos empleados por la policía para seguir, interceptar, fichar, interrogar, intimidar, a todo militante revolucionario susceptible de representar una amenaza contra el orden establecido “ya que la defensa capitalista emplea en todas partes los mismos medios; ya que todas las policías, además de ser solidarias entre ellas, se parecen” (V. Serge). Puso así a disposición de los revolucionarios una guía para contrarrestar las tácticas policíacas. Nuestro militante supo actuar con la circunspección necesaria en este tipo de situaciones: no abrirles ninguna puerta, no dejar deslizarse nada en la conversación, y mostrar la mayor ignorancia. Los dos agentes del servicio secreto querían tanto informaciones respecto al grupo terrorista Resistencia Internacionalista, como la ayuda de nuestro militante para identificar a los grupos que utilizan la violencia. ¡Querían una gran limpieza en el seno del izquierdismo, ¿verdad?! Así que nuestro militante no les permitió entrar en su casa, dejándolos plantados en el umbral de la puerta (umbral psicológico poder cerrar). Dejarles entrar es abrir la puerta a la discusión y posiblemente a hablar de más. Hay que saber que los interrogadores de este tipo de agencias policíacas están mejor formados que la mayor parte de los revolucionarios para dirigir sutilmente una conversación. Entonces, luego de haberles preguntado simplemente si tenían algún archivo a su nombre, les indicó claramente que no tenía nada que decir y les cerró la puerta en la nariz. Incluso si se trata de un grupo a denunciar [ante la clase], con el cual no se tiene nada en común, que es llanamente enemigo (por ejemplo un grupo de extrema derecha), un militante revolucionario no debe colaborar con la policía. No se trata solamente de una cuestión de principio, es también la propia seguridad personal la que está en cuestión; porque lo que diga podrá estar sujeto a interpretación y volverse enseguida contra él. La regla de oro sigue siendo siempre el silencio. Además, también recientemente, durante las protestas alrededor del G20, varios jóvenes militantes sufrieron la intimidación policíaca. Para el militante en manos de la policía, es importante saber que un método empleado por ésta es la amenaza: de violación, de golpes, de muerte (sic), probablemente también se les confiscarán cosas, algunos de sus efectos personales irán a amueblar los estantes de uno o dos policías, y no los volverán a ver. La regla de oro sigue siendo la misma en estas circunstancias: si se le permite, comunicarse inmediatamente con su abogado y no decir nada. Tener la menor interacción posible -los menores gestos posibles- ante la policía dará más oportunidades de salir mejor librado que al militante que parlotea, llora, o parece aterrorizado. Todo militante debería estar listo para enfrentar este tipo de situaciones y saber cómo comportarse en tal caso; porque la vía revolucionaria no es un juego: es un compromiso de largo aliento del que se de estar consciente. Respecto a Resistencia Internacionalista y el terrorismo en general En primer lugar, pongamos las cosas en perspectiva: el internacionalismo es un nombre propio del movimiento revolucionario obrero salido del marxismo. El internacionalismo es una de las piedras angulares de la teoría marxista que reposa esencialmente en la unidad de clase y la solidaridad sin fronteras... Contra las divisiones nacionales y corporativistas en las cuales el proletariado es atado. Asimismo, frente a las concepciones burguesas del Estado y la nación, opone su partido de clase internacional y su programa internacionalista cuyo objetivo es la revolución. Contra las guerras nacionales, opone el derrotismo revolucionario y la guerra de clases. En segundo lugar, precisemos que el marxismo ortodoxo siempre ha rechazado al terrorismo y las intrigas políticas que no tienen absolutamente nada que ver con el derrotismo revolucionario y la guerra de clases: ya sea la propaganda de “la acción directa” de los sindicalistas revolucionarios del siglo XIX, el bandidaje anarquista, o las manipulaciones bakuninistas en el seno de la Primera Internacional; para los marxistas, para los internacionalistas, la revolución no es, pues, el asunto de un puñado de individuos con métodos crípticos que tomarían en sus manos la patente revolucionaria en nombre de una clase -en un aventurerismo formado por intrigas y maniobras políticas- sino el asunto de una clase mayoritaria guiada por las consignas de su partido revolucionario. Los internacionalistas, categoría de individuos que pertenecen al proletariado cuya conciencia de clase es la más avanzada, rechazan de entrada los métodos de acción terroristas. Así, Resistencia Internacionalista, que sólo tiene de internacionalista el nombre, utiliza métodos ajenos al proletariado. El terrorismo es, y será siempre, una expresión de la burguesía(Nota). El terrorismo toma como rehenes tanto a las fracciones de la burguesía a las que se opone como al proletariado en su conjunto. Su arma es el terror, poco importan las víctimas que deja, de todas las clases confundidas. Resistencia Internacionalista utiliza además dos términos que se oponen mutuamente: resistencia e internacionalista. La resistencia no es producto del proletariado revolucionario. En efecto, éste no tienen ningún interés en la preservación del sistema instaurado. No tiene nada que resistir porque jamás ha conocido la menor pizca de comunismo (ese sistema hasta ahora no ha visto el día históricamente); así que ¿qué régimen comunista tendría que defender para oponer su supuesta resistencia contra el orden capitalista? Ninguno. Por otra parte, resistencia y terrorismo siempre han hecho buena pareja en el interior de las fracciones pequeñoburguesas y desclasadas, que buscan preservar su haber, su propiedad, su riqueza, su capital. Es un arma de las rivalidades imperialistas. Los atentados de Resistencia Internacionalista no hacen progresar en nada la conciencia de clase del proletariado hacia el fin revolucionario. ¡Por el contrario! Siembran la confusión programática en el interior de nuestra clase; siembran el temor; y amenaza nuestras vidas con actos dudosos. Resistencia Internacionalista simplemente le hace el juego a la policía y a la represión estatal. El terrorismo o las acciones minoritarias armadas sólo sirven, a fin de cuentas, a los intereses de la burguesía. ¡Camaradas proletarios, trabajen en la formación de su propio partido de clase internacionalista! Comunistas Internacionalistas, Montreal. 21 de julio, 2010 Nota : Sobre el terrorismo de Estado, leer el excelente artículo de agosto de 2005 de la Fracción interna de la CCI “Terrorismo, antiterrorismo: instrumentos de la burguesía en su marcha hacia la guerra”., en particular la parte “El terrorismo, un arma de guerra de la burguesía. |
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