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EL ABANDONO a Graciela Maturo (poema de Oscar Portela)oscar-portela, Sábado, Septiembre 13, 2008 - 13:29
Oscar Portela
Querido Oscar, todo lo que vos escribís es bello, y está tocado por la gracia. Nunca te olvido, el mes pasado cumplí 80 años y me hicieron un homenaje. Gracias por el poema, me gustaría que vuelvas a escribirme más seguido, y me digas si vendrás a fines de octubre. Un fuerte abrazo de Graciela Maturo Buenos Aires. EL ABANDONO Poema de Oscar Portela El cuerpo me abandona lentamente. Los ardores de fragua del verano. El tortuoso invierno. La recelosa cobra Del deseo oculta en madriguera. Los colores minados por la ausencia De la piel renovada en staccato de cada primavera. El oro en las arenas y el sueño, el sueño De quien entra a la presencia como a un bosque de Símbolos donde no estabas tú. No es un arca mi cuerpo. No es chalupa siquiera: siniestrado por las tormentas Y huracanes, siempre en desiertos, ¿como podría Salvar algo de lo queda en la memoria de aquel Pajaro Azul que ayer cantaba en mis ventanas? Ah, llévame contigo hacia el poniente donde nada Se pone, traspone el horizonte, piérdete entre las nubes Más lejanas, atisba entre las cifras donde tal vez Los ángeles arrullen el silencio de Dios. ¿Volverás a la tierra? Tal vez el pino enhiesto en la colina Te espere como el rayo y el amor que te abandona ahora O que nuca tuviste encuentre asilo entre sus ramas Cuando lo yermo cede y en tus ojos vuelve el lapacho A florecer serenamente. Carta a Abel POSSE El Odio Poema Por Oscar PORTELA Nada conduce hacia ninguna parte y buscamos El todo más los caminos todos llevan a lugares Que ya viviste en anteriores vidas. Odio y rencor A toda luz que cubra la vida del planeta. Odio al Hielo denudo. Odio el odio de los desiertos dátiles y vientos. Odio al final todo espejo del alma. Odio el mar calmo con sus mareas constrictoras Que devuelven a tierra el detritus de las noches del Caos. Odio el calor del odio y el desprecio que desprecia el desprecio. Odio el Olor de la Pobreza Y el lujo asiático de los mandarines Que cultivan naranjos en Palmira. Odio el odio trivial. La truculencia de las carnestolendas de la Historia. El "gran-guiñol" desde teatro en llamas Que tiembla sobre trivialidades y enfermos ecos Del alma estéril del mortal que canta. Odio al crucificado del madero. El tiempo- el limonero y Los recuerdos. Odio con todo mi odio aquello Que nos llama al olvido del huerto invitándonos a internarnos En el bosque del olvido renuente. Pues solo amo la eternidad del verbo ausente. El Corazón o la espera del Adamita un poema de Oscar Portela a Friedrich Nietzsche y Jean Arthur Rimbaud Escucha el corazón de la piedra. La estalactita Escucha. Escucha los lamentos del viento. El corazón de Nada escucha. Escucha: es corazón. Y vértigo. El pino en las alturas mira el abismo Sin temer lo oscuro. Escucha. El corazón escucha. Asimismo se ausculta el corazón y advierte La intemperie. La incuria. La soledad que espanta. El incubo que nace. La muerte que despierta. La soledad que asfixia las cometas de un cuerpo Que fue consagración de primavera. Y escucha corazón Las plañideras flechas del deseo. No es este el corazón que siente. Es grafía del cuerpo y del espanto. Escucha Tierra el corazón que nace de tus Propias entrañas y asciende hacia lo mudo. Hacia el azur profano. El corazón que mira El cuerpo de Afrodita y se convierte en llanto. Es este el corazón llagado. La lengua es su destino. Los labios, las plegarias, las promesas. El proemio de una historia de amor y de un Cuerpo sin penas. Escucha corazón. El corazón Escucha. ¿Recuerdas las tardes del estío, El río que no vuelve, las riberas, los árboles, La soledad sin fin y nosotros apenas desnudos Y sin nombres para el libro que viene? Aquí estas corazón. Aquí tú escucha. Tu final sin historias ni quejas ni llamados. Escucha corazón y dime las plegarias De una pregunta apenas. El Adamita espera. Desnudo corazón tu escucha y pena. El agua escucha. Pasa y escucha las endechas del tiempo. Las flechas con que Apolo hirió a Marcias y el canto Con que florece el loto en las aguas del lago. Escucha corazón. Escucha. Y dime todo. Todo. Dame su joven cuerpo. Desnúdalo de nuevo y entrégalo A mis cantos. A la oración primera. A las albas que Eros Vio nacer en mi pecho. El corazón escucha. Escucha El corazón escucha y tañe la amapola. El lirio y la azucena. Así torno a vigilar lo pleno. Construyo sobre escombros como Abel Posse quisiera. Y allá en la luz astral de otro sangral poniente Lisa sonríe a solas para siempre. Escucho corazón. Yo escucho. Soy tuyo aún. Aun soy primavera. Escucha en la sonata de la luna Que llama a todos y aún espera. Espera La vigilia de un hombre que está solo y espera.
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