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Crisis en Kenia e hipocresía del FSMAnonyme, Sábado, Febrero 2, 2008 - 18:29 (Analyses | Forum/Foro social | Globalisation | Politiques & classes sociales | Solidarite internationale)
Rafael Uzcátegui
* Un integrante del Colectivo Editor de la publicación venezolana El Libertario expone las inconsecuencias de la burocracia que manipula al Foro Social Mundial, a través de la lección de su silencio huidizo ante la tragedia que hoy se vive en Kenia. Empecemos ilustrando el punto con un ejemplo. Usted vive en un hogar tumultuoso en el que, con esfuerzo, se intenta que las cosas mejoren. Un grupo de personas le dicen que desean dormir en su casa pues consideran que su apoyo favorecerá las relaciones entre los miembros de su familia, y que la convivencia de todos y todas desembocará en nuevas formas de relación con las que salen ganando. Usted los recibe y durante una semana ellos reiteran, incesantemente, el placer que tienen de estar con esta familia y conversan, a los cuatro vientos, sobre la importancia de la solidaridad, los valores éticos, la comunicación, etc. etc. En su casa están contentos y durante una semana hay una tregua y un ambiente que deja a todos satisfechos. Sus invitados se van repitiendo, por enésima vez, que puede contar con ellos para cualquier cosa, y que los vínculos para que su situación mejore están construidos y en proceso de acrecentamiento. Al cabo de corto tiempo, la situación en su casa estalla y sus habitantes empiezan a agredirse entre sí, como no lo habían hecho en mucho tiempo. Usted espera que sus recientes amigos se ocupen de su familia como lo habían prometido, y que honren la hospitalidad y amistad establecida recientemente. Pero resulta que sus "amigos", en el momento en que más los necesita, se olvidan de usted y se abocan a la tarea de visitar a otros, tal como lo hicieron con su familia unos meses atrás. Ante esta situación usted piensa que la intención de esos "amigos" nunca fue sincera, que lo engañaron, que lo utilizaron para fines que aun no comprende. El símil viene a colación ante el "Día de Acción Global" convocado por el FSM para el pasado 26 de enero, dado que este año, por diversas razones, no pudieron realizar el evento como lo han hecho desde su primera versión en Porto Alegre. A finales de enero del 2007, se realizó su VII edición en Nairobi, la capital de Kenia, fecha en la que sus organizadores no se cansaron de repetir que estaban la mar de contentos de efectuarlo por primera vez en el continente africano. Según el discurso oficial de aquellos días, realizar el evento allí pretendía reforzar las luchas de las organizaciones locales, acercarse a la problemática del continente negro y tender puentes son sus elementos progresistas. El evento real fue muy diferente, como lo relaté en su momento -en calidad de observador in situ- en un texto puede ser leído en www.rafaeluzcategui.wordpress.com En Nairobi, en virtud de la crisis interna por la que atraviesa el evento, se estableció que el año siguiente se realizaría un Día de Acción Global, convocado para el 26 de enero del 2008, llamamiento que suscitó múltiples adhesiones y campañas que se iniciarían o se potenciarían ese día. Pero si usted se toma la molestia de revisar los cientos de actos realizados de manera simultánea, notará rápidamente una cosa: muy pocos llaman la atención acerca de la crisis del país africano, tumulto que en dos meses de disturbios sobrepasa la cifra de 700 personas muertas. ¿Qué pasó con tantas bonitas intenciones afirmadas hace apenas un año? El Foro Social Mundial fue creado, en su momento, como una propuesta de construcción de alternativas partiendo de ese cúmulo de movimientos que en 1999 fue bautizado como "movimiento antiglobalización". Una gran parte de la izquierda mundial fue sorprendida por las movilizaciones que ocurrieron ese año en Estados Unidos, en el marco de la convención de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Muchos y muchas de los que asistieron a esas jornadas en Seattle lo hicieron en contra de la globalización, las multinacionales y el capitalismo, pero también en contra de la forma de hacer política de la izquierda tradicional, a la que muchos apuntaron como corresponsable de la situación. Ese fue el motivo, entre otros, de su sorpresa: que hubiera un movimiento de contestación del cual ellos estaban literalmente excluidos. El "movimiento antiglobalización" fue percibido por las viudas del Muro de Berlín como una oportunidad de oxigenar su discurso y recobrar legitimación. Y en los años siguientes se dedicaron, meticulosamente, a encauzar las aguas rebeldes hacia su decrépito molino. Y si no pudieron controlar las convocatorias y procedimientos de las contracumbres, no les pasaría lo mismo con un cónclave como el Foro Social Mundial. Ya en Porto Alegre, los métodos del Partido de los Trabajadores para protagonizar el entarimado dejaron claro que el FSM sería un ring para ver cuál tendencia de izquierda controlaría el asunto. Y más temprano que tarde, ese "otro mundo es posible" fue colonizado por el mundo de la izquierda parlamentaria, dogmática y autoritaria. A nadie sorprendía que en los caros stands de Porto Alegre vendieran camisetas de Stalin, que los gobiernos de "izquierda" tuvieran las exposiciones más grandes, o que las ONG’s con mayor capacidad económica fueran las que coparan los foros de discusión. A nivel micro, el FSM reproducía todas las perversiones a las que, en teoría, cuestionaba. Durante esos días en Nairobi, la gente de allí recordaba las luchas tribales como algo lejano, e intentaba dar los primeros pasos hacia una democracia al estilo occidental, el cual era su referente. Pero es como si tras su paso por Caracas, en el que el Foro Social Mundial agrandó la polarización que fragmentaba a los movimientos de base venezolanos, el evento hubiese quedado signado por la maldición. Así, luego de visitar Kenia, el país africano despierta sus demonios dormidos, mientras el Politburó de la nueva internacional de la burocracia progre mira hacia otro lado. Hay gente que participa en el Foro Social Mundial con la mejor voluntad de cambio, pero la crisis que padece el cónclave tiene que ver con esa caterva de funcionarios y pequeño-burócratas de izquierda que han visto en el evento una plataforma para, como ellos dicen, "acumular fuerzas y cambiar la correlación de las mismas". Son los mismos que piden a gritos que el FSM tenga un programa para la toma del poder, y que se desviven porque entre los invitados figuren o se promueva a caudillos y profetas autoritarios de todos los pelajes. Pero podría ahorrarme todas las explicaciones. El silencio del Foro Social Mundial sobre la crisis de Kenia, el último país que les sirvió de anfitrión, ya lo dice todo. Rafael Uzcátegui www.nodo50.org/ellibertario
Redacción de El Libertario
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