Qué mejor forma para enseñarle al pueblo lo que es la lógica dialéctica, el método del pensar, que el sencillo ejemplo implícito en la consigna revolucionaria “Todo 11 tiene su Trece

Tal vez el Profesor Franz Lee, que ya lleva 26 años tratando de enseñar la lógica dialéctica, la base filosófico-científica del marxismo y el socialismo vivo y auténtico a sus estudiantes de la Escuela de Ciencias Política de la Universidad de Los Andes en Mérida, pueda utilizar este axioma extraído de las enseñanzas práxicas de la lucha del pueblo para ilustrar a sus confundidos alumnos, tan ávidos de verdades absolutas y catecismos los cuales caletrearse para sacar sus Veinte puntos y graduarse Summa Cum Laude como eruditas enciclopedias ambulantes, vacías de contenido social y humano; esa misma lógica descubierta en la Grecia Antigua y perfeccionada por los filósofos burgueses de la Ilustración para llevar a cabo su Revolución Francesa capitalista, y que es la que actualmente rige las tendencias, proyectos, formas de pensar y organizarse en sociedad y como individuos, caracterizada por la unidad y contradicción de dos cosas opuestas, que siempre son la afirmación y la negación de una misma cosa o proceso, cuya eterna contraposición le da vida, movimiento, dinámica, a todo cuanto es y existe en este planeta Tierra y el resto del Universo, pero que nadie enseña en ninguna escuela o universidad, a pesar que su conocimiento certero y minucioso le aportaría a la humanidad una herramienta clave para comprender la realidad de este mundo siempre cambiante y, por lo tanto, predecir y prevenir los acontecimientos futuros.

Sirva esta consigna para recordarnos los momentos tanto dolorosos como jubilosos en los que Venezuela se jugó la vida como país soberano, independiente, democrático, y tal vez hasta su propia existencia como población, porque de fracasar el pueblo que salió a la calle tal vez hoy en día no seríamos libres sino una martirizada colonia de esclavos torturados y discriminados a nivel mundial, como es el caso de Palestina y Afganistán, sometidos a los vaivenes de la geopolítica y los caprichos de las potencias “occidentales