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El Terror Internalizado en el Mundo Académico Argentino. Sus orígenes remotos y sus fatales consecuencias.

Eduardo R. Saguier, Viernes, Julio 7, 2006 - 06:59

Eduardo R. Saguier

Otra explicación de este terror internalizado, de una entidad aún más compleja y profunda, es la que han dado recientemente, poniendo énfasis en diferentes aspectos, los filósofos Claudia Hilb, Héctor Schmucler, Ricardo Panzetta, Tomás Abraham y León Rozitchner.

El Terror Internalizado en el Mundo Académico Argentino. Sus orígenes remotos y sus fatales consecuencias.

por Eduardo R. Saguier
Investigador del CONICET
www.er-saguier.org

¿A que sesudas razones históricas (culturales, políticas, sociológicas y psicológicas) obedece el profundo miedo enquistado en la opinión pública intelectual argentina?, ¿a qué obedece la autocensura, conformidad o resistencia a opinar críticamente sobre cuestiones que hacen a la democratización de la ciencia, el arte y la cultura?, ¿por qué motivos numerosos y consagrados intelectuales vienen callando la dominación autoritaria y facciosa que prevalece en las estructuras de los organismos de cultura argentinos?, ¿por qué motivo los institutos de investigación de las Universidades Nacionales (e.g.: el Instituto Gino Germani) no encararon este drama, y por el contrario en algunas de sus investigaciones (e.g.: Naishtat y Toer, 2005), las preguntas formuladas en las encuestas practicadas se redujeron a problemáticas e hipótesis de muy relativa relevancia (la representatividad formal)?

Difícil es contestar estos interrogantes y aproximar un diagnóstico y una evaluación del origen de este trauma, dada la escasez de pruebas, testigos e investigaciones a las que se pueda recurrir (la mayor parte de los expedientes de estos casos no están al alcance de una investigación pues están clasificados como confidenciales). Incluso, internacionalmente, los trabajos al respecto --aparte de los clásicos como los de Gouldner (1980), Collins (1979) y Ringer (1969)-- se focalizan exclusivamente en la clase profesional (Martin, 1991; y Schmidt, 2000). Sin embargo, pese a esta exigüidad, es nuestra obligación intentar ensayar una respuesta que indague en la indiferencia de la ciencia y la cultura argentina y en la negligente omisión de sus actores, que arroje algo de luz en la crisis que padecemos.

Tradicionalmente, la ciencia política ha probado que el miedo, en sus diferentes intensidades, es un ingrediente propio de los regímenes fascistas y dictatoriales, donde las primeras víctimas son los intelectuales independientes; y que por el contrario, en los regímenes democráticos, dicho miedo se va extinguiendo a medida que las libertades democráticas se consolidan. No obstante, la actualidad presente en los medios culturales argentinos permite verificar una realidad de signo adverso, pues aunque las instituciones democráticas se han restaurado, el modelo neoliberal fue derrotado, y las Leyes del Perdón (Obediencia Debida y Punto Final) fueron derogadas, el miedo al poder persiste entre los intelectuales, artistas y científicos, de las ciencias duras y blandas, jóvenes y viejos, y a una escala y gravedad cada vez más crecientes.

Una explicación de estas dolorosas supervivencias sería que frente al inconcluso intento de restauración democrática (1983), a la parcial derrota experimentada por el neoliberalismo (2001), y al lento mecanismo judicial restaurado (2005), al no haberse erradicado de cuajo dicha triple herencia –que ha quedado plasmada en actores colaboracionistas de esas épocas y en prácticas, legislaciones, regulaciones, reglamentaciones y jurisprudencias antidemocráticas aún vigentes-- no se habría podido afianzar la participación y la confianza mutua de la comunidad intelectual.

Pero otra explicación, de una entidad aún más compleja y profunda, es la que han dado recientemente, poniendo énfasis en diferentes aspectos, los filósofos Claudia Hilb, Héctor Schmucler, Ricardo Panzetta, Tomás Abraham y León Rozitchner. Estas explicaciones fueron a propósito del reportaje publicado al ex guerrillero Héctor Jouve, (quien relata las ejecuciones producidas en Salta en 1963 de un par de combatientes aparentemente “quebrados�? y la fugaz presencia en el campamento guerrillero del intelectual Pancho Aricó), y a la lacerante carta-confesión y las densas y sabias réplicas hechas a los escritores Jinkis, Ritvo y Grüner por el filósofo Oscar del Barco.(1) Hilb centra su explicación en las nociones de revolución e igualdad, Panzetta al relato de Jouve, Schmucler a los asesinatos de Rottblatt y Gronwald, Abraham al arrepentimiento de Del Barco, y Rozitchner a la demora inexplicable de más de veinte años en producir dicho arrepentimiento. Al decir de Rozitchner, por no haber querido “…dar nombres y darles rostros y vida a los fantasmas que engendramos en los otros, dejábamos de mostrar los [fantasmas] que el terror pasado prolongaba en la actualidad política, aunque siguieran trabajando silenciosos en nosotros"? (Rozitchner, 2006).

Por esa precisa razón, es que Del Barco en su carta-confesión le urge al laureado poeta Juan Gelman para que ahora hable claro, de manera tal de poner transparencia al pasado. La misma petición de transparencia retrospectiva podría también extenderla Del Barco a los restantes miembros del Comité Editorial de Pasado y Presente, en especial a aquellos que operaron una década más tarde con la nueva serie, de abril-junio de 1973 (Feldman, Nun, Portantiero, Torre, Tula, etc.), y a los autores de su principal, anónimo e irresponsable artículo idealizador del peronismo titulado “La ´Larga Marcha´ al Socialismo en la Argentina"? (2). Esta necesidad de transparencia obedece a que otra década después de aquella última aventura revolucionaria (1973-74), que terminó en un genocidio, y luego de su retorno del exilio, algunos de esos protagonistas aparecieron nuevamente militando en política pero con otro signo partidario radicalmente adverso (UCR) y en funciones de poder, como fue el caso del núcleo intelectual armado por el empresario de medios Meyer Goodbar y conocido como Grupo Esmeralda (3). La sospecha de la existencia de un aventurerismo y oportunismo entrista, disfrazado de una permanente búsqueda de anclaje o cable a tierra político, combinado con vínculos financieros ocultos y clandestinos, enquistados en la intelectualidad argentina, tal como en su momento lo sugirieron muy elípticamente Castañeda (1993), Burgos (2004) y Kohan (2004) no puede escapar entonces a nadie que no peque de inocencia (4).

Pero esa nueva militancia política no estuvo esta vez signada por el marco filosófico Althusseriano, sino que revisó y adoptó el viejo marco teórico del filósofo alemán Carl Schmitt.(5) El trasfondo ideológico Schmittiano que había sido traducido por José Aricó y cultivado en el Club de Cultura Socialista, alimentó al Grupo Esmeralda, autor o inspirador de los capituladores discursos Alfonsinistas de la “Economía de Guerra" y de la “Casa está en Orden" y su claudicante legislación (Obediencia Debida y Punto Final); los contubernios ideológicos anti-radicales del Pacto de Olivos y de la Reforma Constitucional del 94; y finalmente, la vergonzante justificación teórica de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y de los Superpoderes. Como decíamos, la usina desde donde dicha ideología Schmittiana –que convierte a la excepción en regla abrevándose en Hobbes y que se había originado inicialmente en el primer Peronismo (Díaz de Vivar en contrapunto con Amílcar Mercader, en Dotti, 2000, 95-121)-- fue procesada, fermentada y aggiornada, tuvo lugar en el propio Club de Cultura Socialista (Sarlo, Aricó, Nun, Altamirano, Dotti, Gramuglio, Sábato, Jelin, Leis, et. al.), y en su órgano periodístico Ciudad Futura.(6)

Una democracia inconclusa sería entonces aquella que preserva escrupulosamente las formalidades y el protocolo, pero donde la transparencia y la sustancia autocrítica, deliberativa, meritocrática, competitiva y exogámica del ejercicio democrático está crudamente ausente, por la falta de voluntad política y académica para revisar el pasado y oxigenar las instituciones culturales presentes, las que no por casualidad se perpetúan en condiciones herméticas, desjerarquizadas, fragmentadas y venalmente contaminadas. Su nocivo ejemplo se derrama a los niveles laterales correspondientes a las profesiones liberales, y a las escalas inferiores de las instituciones educativas, al extremo de que el poder político actual boicotea la formación de Telecentros Comunitarios (7); y, por el contrario, intenta embarcar al país en el mercantil y anti-pedagógico Proyecto de Nicholas Negroponte (8) Por todo ello, no basta con modificar sólo la Ley de Educación Superior; sino que es preciso producir una democratización profunda de todas las instituciones de la cultura, incluidas las referidas a los medios de comunicación masiva.

Es decir, una comunidad donde los intelectuales no son físicamente perseguidos por sus opiniones, y donde no existe censura, cárcel ni patíbulo por el “pecado"? de disentir; pero donde sin embargo el miedo a “descolocarse"? o “desubicarse"? con quienes detentan el poder --peligrando el puesto de trabajo o malogrando privilegios económicos, como incentivos, becas, subsidios y subvenciones-- está culturalmente enquistado y psicológicamente internalizado. En otras palabras, una comunidad donde rige una violencia simbólica ilegítima, tácita y/o latente, que está destinada ex profeso a domesticar y disciplinar las mentes, las conciencias y las vocaciones, subordinando a los intelectuales al status de cortesanos del poder, impone un silencio a dos puntas; que amedrenta a los jóvenes con bloquearles sus pretensiones de ascenso académico, y a la vieja guardia intelectual que persista en su independencia con sabotearles una jubilación digna. Este enquistamiento e internalización no les permitiría ensayar la voluntad de confesar o discrepar, ni proponer cambios, ni denunciar anomalías o corrupciones, ni prestar solidaridad alguna para con los que a juzgar por su independencia de criterio son segregados, anatematizados y/o moralmente acosados. Aunque les muerda el dolor del vacío, la indefensión y la pérdida de su autoestima, estos últimos se encontrarían ante la patética situación en la que “nunca podrían esperar una mano, una ayuda ni un favor"?.

Este inhumano y desolador cuadro, que se ceba en aquellos a quienes el sistema estigmatiza como chivos expiatorios, y que por el contrario premia y asciende a sus aduladores, esbirros y sicarios, intimida a la comunidad intelectual, la expulsa a una deserción y un ostracismo que aumenta la brecha con los países centrales, o la incita a refugiarse en patologías o pautas de conducta violatorias de los códigos académicos. Entre esas pautas rige la intriga, el chisme, el secretismo, la extorsión, el chantaje, la venganza, la traición, y el buscar seguridad y protección en trenzas, roscas y camarillas, que le permitan compartir los eventuales botines de guerra, y lo parapeten cual si fueran casamatas o búnquers, contra la indiferencia, la discriminación, la postergación y la represalia. Toda la libido intelectual estaría focalizada en “hacerse amigo del juez"?, en reforzar y consolidar identidades de tipo clánico, y en concertar vínculos insanos como el compadrazgo y la coalición en sectas o logias, con las que poder disputar con éxito las diferentes instancias de poder académico, científico y cultural (elecciones de claustro, integración de comisiones y comités editoriales, constitución de jurados y referatos, organización de congresos y simposios, etc.).

En ese enmudecimiento cómplice y en esas relaciones de poder cortesanas, genuflexas, ventajeras y oportunistas, y no en los méritos intelectuales propios, ni en las rupturas epistemológicas o metodológicas alcanzadas en sus investigaciones, ponencias y exposiciones, ni en las innovaciones tecnológicas con que exhiba su producción, estaría cifrada toda la esperanza de inmunidad, reconocimiento, cooptación y promoción académica. Esta búsqueda perversa de un nicho ilegítimo lo induciría a su vez a incurrir en diversos mecanismos ficticios y cínicos (fatuidad, imitación, simulación, adulteración, plagio, etc.), y en una constante propensión a rehuir la polémica o el debate franco, donde la originalidad, la creatividad y la fractura con lo establecido estarían obstinadamente ausentes.

Notas

(1) Para Jankélévitch (1999), el arrepentimiento “…necesita a la culpa para tener de que arrepentirse. El objetivo del arrepentido no es desde luego amar, sino reconciliarse consigo mismo‿ (Jankélévitch, 1999, 167). Asimismo, según Verdeja, el arrepentimiento obedece a la necesidad de crear un nuevo futuro (Verdeja, 2005).

(2) La idealización del Peronismo hecha por Pasado y Presente en 1973 la explicitó Burgos en una docena de páginas (Burgos, 2004, 208-217). Pero en dicha crítica Burgos no se detuvo a estudiar el siguiente párrafo: “Estos son, a nuestro entender, los rasgos que definen la originalidad del movimiento peronista. De un movimiento que, con el triunfo electoral del 11 de marzo [1973] dio los primeros pasos hacia una nueva etapa de su historia. Ese día, el peronismo actuó como síntesis política del conjunto de clases que se opusieron, desde 1966, al proyecto monopolista, cuantificó en las urnas todo el odio acumulado por el pueblo frente al imperialismo y sus aliados internos. El pronunciamiento masivo que significó el voto, puso también al descubierto el error de quienes, desde una izquierda que salía de la crisis del reformismo y que había logrado una primera inserción en el movimiento de masas, propugnaron el voto en blanco, alentando una vana ilusión de pureza programática‿. (Debo el ejemplar de este inhallable número de Pasado y Presente a la generosidad de Martín Sivak, hijo de mi malogrado amigo Jorge Sivak)

(3) Juan Carlos Portantiero , Juan Carlos Torre, Emilio De Ipola, Hugo Rappaport, Pablo Giussani, Pedro Parturesni y Sergio Bufano (Rodríguez, 2005).

(4) ver Burgos, 2004, 91 y 107.

(5) ver Hernando, 2001.

(6) ver la actividad de José Aricó como traductor de Schmitt y del Club de Cultura Socialista como receptáculo de su lectura y adaptación ideológica, en Dotti, 2000, nota 768, p.703.

(7): Delgadillo, Gómez, y Stoll, 2000;

(8) En el proyecto se encuentran implicados los intelectuales argentinos Alejandro Piscitelli y Adrían Paenza, así como un instituto de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA dirigido por el Dr. Hugo Scolnik. Para la réplica al proyecto de Negroponte ver Villanueva Mansilla, 2006.

Bibliografía

Abraham, Tomás (2006): Los filósofos argentinos, la Verdad y el Terrorismo
http://www.foroplanetario.com.ar/docs/Articulos.php?IdArticulo=85

Anonymous (1973): “La ´Larga Marcha´ al Socialismo en la Argentina�?, Pasado y Presente, año IV, n.1, nueva serie, abril-junio 1973, 3-29;

Barco, Oscar del (2006): Comentarios a los artículos de Jorge Jinkis, Juan Ritvo y Eduardo Grüner, aparecidos en Conjetural Revista Psicoanalítica, mayo 2005, n.42, pp.13-46; http://www.clubsocialista.com.ar/novRec/Comentario%20a%20los%20articulos...

Burgos, Raúl (2004): Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente [Buenos Aires, Siglo XXI, noviembre de 2004].

Castañeda, Jorge (1993): La Utopía desarmada. El futuro de la izquierda en América Latina (Buenos Aires: Ariel);

Collins, Randall (1979). The Credential Society: An Historical Sociology of Education and Stratification. New York: Academic Press.

Delgadillo, Karin; Ricardo Gómez; y Klaus Stoll (2000): Telecentros... ¿Para qué?: Lecciones sobre Telecentros Comunitarios en América Latina y el Caribe. Lecciones aprendidas de las experiencias de telecentros comunitarios. Preparado para el programa PAN Américas del IDRC y la Fundación ChasquiNet. 2000.

Gouldner, Alvin W. (1980): El futuro de los intelectuales y el ascenso de la nueva clase. Madrid: Alianza;

Hilb, Claudia (2005): Moldeando la arcilla humana; reflexiones sobre la igualdad y la revolución, Nueva Sociedad, http://www.nuso.org/upload/opinion/hilb.php

Jankélévitch, Vladimir (1999): El perdón (Barcelona: Seix Barral);

Kohan, Néstor (2004): José Aricó, «Pasado y Presente» y los gramscianos argentinos
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=11915

Martin, Brian (1991): Knowledge and Power in Academia, Neucleus (Armidale Students' Association), Vol. 44, No. 4, 15 August 1991, p. 10 (abridged); Farrago (University of Melbourne), Vol. 70, No. 8, pp. 32-33; Rabelais (La Trobe University Student's Representative Council), Vol. 25, No. 7, August 1991, pp. 12-13, 33.
en: http://www.uow.edu.au/arts/sts/bmartin/pubs/91kpa.html

Naishtat, Francisco y Mario Toer, ed. (2005): Democracia y Representación en la Universidad. El caso de la Universidad de Buenos Aires desde la visión de sus protagonistas (Buenos Aires: Editorial Biblos);

Panzetta, Ricardo (2006): A propósito del testimonio de Héctor Jouve,
http://www.elinterpretador.com.ar/15CartadeRicardoPanzetta.htm

Rodríguez, Esteban (2005) Giros. Oportunismo, ductilidad y reposionamiento de Punto de Vista. perio.unlp.edu.ar/problemas%20sociologicos/ textos/de%20la%20catedra/Giros

Ringer, Fritz K. (1969): The Decline of the German Mandarins: The German Academic Community, 1890–1933 (Cambridge: Harvard University Press, 1969);

Rozitchner, León (2006): Primero hay que saber vivir. Del Vivirás materno al No matarás patriarcal, próximamente en El Ojo Mocho;

Schmidt, Jeff (2000). Disciplined Minds: A Critical Look at Salaried Professionals and the Soul-Battering System that Shapes their Lives. Lanham, MD: Rowman & Littlefield. http://www.creativeresistance.ca/action/2002-feb01-disciplined-minds-rev...

Schmucler, Héctor (2006): Carta de Héctor Schmucler
http://www.elinterpretador.net/15CartadeHectorSchmucler.htm

Verdeja, Ernesto (2005): comentario a Vladimir Jankélévitch, Forgiveness (Chicago: Univesity of Chicago Press) en H-Genocide (August, 2005);

Villanueva Mansilla, Eduardo (2006): A sub-hundred dollar folly http://macareo.pucp.edu.pe/evillan/shdf.htm

www.er-saguier.org


Asunto: 
Entre Confesiones y Ocultamientos Originarios
Autor: 
Eduardo R. Saguier
Fecha: 
Dom, 2006-07-16 16:23

Entre Confesiones y Ocultamientos Originarios.

La valiente confesión de Oscar del Barco ha disparado en la historia del pensamiento argentino una insondable veta de investigación científica que podría deparar resultados promisorios si se ahondara más en los detalles individuales y originarios (Portela, 2006).

A propósito de confesiones, el actual Director de la Biblioteca Nacional y titular de una cátedra en la Facultad de Ciencias Sociales Profesor Horacio González confiesa en un original reportaje otorgado al sociólogo Raúl Burgos y refiriéndose a sus inicios como docente en la Facultad de Filosofía y Letras [1967-68] lo siguiente: “Teníamos polémicas teóricas y políticas terribles. Y administrativas también, porque la Facultad no existía, existían los feudos: lo nacional popular y la izquierda. Es decir la Facultad estaba reduplicada en dos grandes esferas autónomas, dos grupos que tenían legalidad propia, aunque uno tenia también la legalidad formal de la institución, que era el grupo de la izquierda. Nosotros [refiriéndose a los docentes de las Cátedras Nacionales: Justino O´Farrell, Jose Pablo Feinman, Gonzalo Cárdenas, Roberto Carri, Mancur Olson, Horacio González] habíamos sido fuertes en la época de Onganía [designados a instancias del Ministro del Interior General Imaz para combatir a la izquierda]. Pertenecíamos al mismo campo de ascenso político que los Montoneros, que ascienden medio en el clima cristiano, comunitarista y de revolución nacional de Onganía. Después pasamos a una situación más marginal (Gonzáles, entrevista concedida al autor, diciembre de 1996)(lo que está entre corchetes pertenece al comentarista)”. (1)

Vale destacar, que a diferencia de otros intelectuales que ocultan sus orígenes, González no cae en esas mezquindades, y muy suelto de cuerpo nos cuenta su verdad. Por el contrario, existen otros destacados intelectuales que en sus curriculums no dan cuenta de aquellos antecedentes que puedan llegar a avergonzarlos. Ese es el llamativo caso del Profesor Atilio Borón, vitalicio Secretario General del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), que también al igual que González se iniciara académicamente en tiempos de Onganía, pero al servicio de la escuela de dirigentes organizada en la CGT, en aquellos tiempos dirigida por el colaboracionista de la Dictadura Augusto Timoteo Vandor. Excepcional periplo el de Borón, que de cortesano de Vandor fue derivando a asiduo contertulio de Fidel Castro.

Notas

(1) Burgos, 2004, 188.

Bibliografía

Burgos, Raúl (2004): Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente [Buenos Aires, Siglo XXI, noviembre de 2004].

Portela, Oscar (2006): Oscar del Barco. Una Ética más allá de la Ética
http://www.boulesis.com/foros/debate/476/


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Asunto: 
LA FABULACION de GIRBAL de BLACHA-CONICET
Autor: 
Eduardo R. Saguier
Fecha: 
Mié, 2006-07-19 15:39

LA FABULACION de GIRBAL de BLACHA-CONICET

La historiadora e Investigadora Superior del CONICET Noemí Girbal de Blacha, miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y del Directorio del CONICET, se atribuye en un reportaje publicado en el diario “El Urbano", del barrio de Palermo, en su suplemento de Ciencia y Tecnología titulado Universo, del miércoles 22 de marzo de 2006, página 2, el status político de “exiliada interna", que habría padecido durante la dictadura del PROCESO.

Para demostrar dicho status de “exiliada interna", la historiadora-directorial Girbal abusa del olvido y manipula la memoria disponiendo “…de las huellas del pasado en función de los compromisos del presente" (Candau, 2001, 61; Ricoeur, 2004, 572). En ese sentido, para impedir que el recuerdo de su pasado claudicante arrase la imagen que fabula o simula de su identidad presente, la historiadora-directorial Girbal construye un pasado “fraudulentamente metamorfoseado", con la intención de que sea canonizado, evocando melancólicamente como único antecedente de ese trágico entonces, que “…trabajaba como profesora adjunta del Dr. Benito Díaz, en la cátedra de historia argentina de la UNLP". Asimismo, en el reportaje citado, para enmascarar sus recuerdos humillantes con supuestas memorias enaltecedoras, añade candorosamente que el titular de su cátedra era padre a la sazón de Pablo Díaz, el sobreviviente de La Noche de los Lápices.

La historiadora-directorial de la UNQ Noemí Girbal elige discrecionalmente lo que quiere recordar y no alcanza a rememorar ninguna otra circunstancia que le llegue personalmente y que hubiere acontecido en esos infernales años. Al decir de Jöel Candau (Memoria e Identidad, 2001), la verdad de la Noemí Girbal es lo que ella con vergüenza y esforzadamente oculta, es decir, “el hecho de ocultar es también su propia verdad" (Candau, 2001, 68). No se trata entonces de una amnesia psicogénica, producto de un trauma como podría ser el Síndrome de Estocolmo, sino que se trataría de una amnesia manipulada, una fiebre crónica, como el Sindrome de Vichy, fruto de una claudicación moral, si es que alguna vez ejerció la ética de la responsabilidad o la conciencia moral.

Sin ser nuestra paciente y sin poder practicar la cura psicoanalítica por ausencia de credenciales profesionales, es nuestra obligación como colegas historiadores ayudarla a movilizar su memoria, a practicar su duelo, o a lograr la transferencia mediante algunos humildes estímulos de los episodios culturales donde estuvo directamente involucrada, y de los cuales la opinión pública y la comunidad científica tienen todo el derecho a conocer sus pormenores, y porque no también su modesta autocrítica, si es que alguna vez se propone practicarla, especialmente aquellos detalles referidos a la conducción del CONICET en esos trágicos años, en que al personal de la Carrera de Apoyo Dante Guede le fue quitada la vida. En ese rumbo, la historiadora-directorial de la UNQ Noemí Girbal, para alimentar su fábula del “exilio interno" oculta el íntimo vínculo que como Becaria y luego Investigadora de Carrera del CONICET cultivaba con el también profesor titular de la UNLP, Horacio Juan Cuccorese, quien a su vez fue durante el PROCESO el Coordinador de la Comisión de Historia y Antropología del CONICET, y quien amedrentaba a los postulantes a Ingreso a Carrera que no eran “tropa propia" con la advertencia de que tenían que llenar los formularios de la SIDE.

Más aún, la historiadora-directorial Girbal también alimenta su fábula exculpatoria del “exilio interno" ocultando que en el Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la UNLP (donde ella venía actuando desde 1967, cuando ingresó como alumna), habían “desaparecido" en 1977 dos de sus colegas y compañeras de promoción, una de ellas hija del Académico Andrés Allende. También oculta que tanto dicho Allende (padre) como los profesores y académicos Enrique Barba, Benito Díaz y Horacio Juan Cuccorese, de la misma UNLP, nunca habían renunciado a las cátedras cuando ocurrió lo de la Noche de los Bastones Largos (1966) ni se conoce que dichos académicos se hubieren pronunciado públicamente contra la Dictadura de los Bastones (1966-72).

Incluso, la historiadora-directorial Girbal ceba su fábula reivindicativa ocultando el ceñido vínculo que la unía a la Academia Nacional de la Historia, espacio institucional oxigenador de la Dictadura, donde merced a su Secretario General Sr. Poidvent (marido de su socia y actual miembro de la Comisión Asesora de Historia y Antropología del CONICET y autora de refritos históricos en Página 12 Prof. Aurora Ravina), fue premiada en 1976 por su tesis doctoral y alcanzó a publicar media docena de artículos, en el Boletín de la misma, en la revista Investigaciones y Ensayos, y en las separatas de los diferentes Congresos organizados por dicha Academia en 1980 (Conquista del Desierto, Quinto Centenario de la Fundación de Buenos Aires, etc.).

Para mayor bochorno, la historiadora-directorial Girbal nutre dicha fábula del “exilio interno" auto-amnistiando con el olvido su estrecha ligazón con la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC), institución financiada por el CONICET, que fue fundada en 1972 por el ex mandamás del mismo Dr. Tramezzani, dirigida en ese entonces por el Académico José María Mariluz Urquijo y su esposa Daisy Ripodas Ardanaz de Mariluz Urquijo, miembros de la Junta de Historia Eclesiástica, espacio académico donde en 1978 la historiadora-directorial Girbal publicó su tesis doctoral, la misma que había sido previamente premiada en 1976 por la Academia Nacional de la Historia.

Y, finalmente, la historiadora-directorial Girbal alcanza el paroxismo de la manipulación selectiva de la memoria, cuando oculta su estrechísimo vínculo con el Instituto Bibliográfico “Antonio Zinny" (IBIZI), institución donde registra su presencia el Director de la revista nazi Cabildo Antonio Caponetto, y en donde publicó en esos años uno de sus artículos de historia, el más escondido de todo su currículum, razonable motivo que la lleva a ella y al resto del Directorio a aprobar periódicamente sin cortapisa alguna los Informes de los miembros investigadores del IBIZI.

Por ese motivo, creo que deberíamos comunicar estos hechos a la Oficina Anti-Corrupción (OA), y llamar urgentemente a Junta Médica que aconseje alguna terapia, algún electroencefalograma, que nos aclare las profundas razones psiquiátricas de esta amnesia selectiva, de esta patológica represión de la memoria, por parte de una activa docente-historiadora de la Universidad más cruelmente golpeada de Argentina, la UNLP, y que paradojalmente como Investigadora Superior del CONICET comparte ahora su Directorio, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), y lo que es ya el colmo de la usurpación moral --que en breve habremos de denunciar internacionalmente-- la representación argentina ante la National Science Foundation (NSF) y ante la Economic and Social Research Council de Gran Bretaña.

Desde dichos notorios y expectables lugares, la historiadora-directorial Girbal triunfa electoralmente en las elecciones del CONICET (merced al fraudulento y clientelístico Reglamento pergeñado por el ex Secretario del Bello [Decreto 1661/96], que según rumores asesora actualmente al Secretario Tulio del Bono), y celebra “pactos de no agresión" o “acuerdos de cúpula" con los electoralmente derrotados colegas de la Universidad Nacional de San Martín (Tandeter, Sábato, Palacio, Romero), expresados en la Jornada Académica sobre “Tradición y Renovación en las Ciencias Sociales y Humanas", ocurrida en noviembre de 2003 (donde también participaron Oscar Terán, Ernesto Villanueva y Mariano Narodowski, y donde lo llevaron engañado al Prof. Guillermo O´Donnell, el mismo a quien en el CONICET la mafia de Cuccorese & Cía. le había hecho desaparecer el legajo que lo identificaba como Investigador de Carrera).

Y desde dichos lugares la Coordinadora Girbal también subsidia sus revistas cautivas (Theomai y Mundo Agrario); y ejerce la discriminación y la persecución de todas aquellas voces críticas que puedan poner límites a su poder y a su mediocridad, y desde donde también encubre la más fenomenal corrupción del sistema científico argentino, responsabilidad de la cual no está exento por cierto el actual Presidente del CONICET Dr. Eduardo Charreau.

Eduardo R. Saguier
http://www.er-saguier.org

¿"Exiliada Interna"?

En el diario “El Urbano", que es un diario del barrio de Palermo, en su suplemento de Ciencia y Tecnología titulado Universo, del miércoles 22 de marzo de 2006, página 2, se publica un reportaje a la miembra del Directorio del CONICET Dra. Noemí Girbal de Blacha, con foto incluida, en la que se transcribe lo siguiente:

“…¿Cuál es el nexo que se da entre el 66 y el 76?

A partir del 76 se profundiza lo que se había iniciado diez años antes, a partir de allí la situación es mucho más difícil. La libertad de expresión desaparece. Yo tenía entonces 28 años y era profesora adjunta del profesor Benito Díaz en la Universidad Nacional de La Plata, de donde egresé. El profesor Benito Díaz era el papá de Pablo Díaz –el chico que sobrevivió a la Noche de los Lápices- y puedo asegurarles que no era tarea sencilla enseñar historia argentina del siglo XX en el contexto que nos rodeaba. Esa es mi historia personal, pero creo que se repite en cada uno de nosotros. Abordábamos temas exclusivos, mientras otros quedaban solapados o no se trataban para poder seguir subsistiendo. Por eso digo que no sólo hubo exiliados externos, sino también exiliados internos.

¿Por qué esta idea repercute tan fuerte?

A la comunidad científica nos llevó tiempo entender que los exiliados eran de dos tipos, y que quizás la pasaron tan mal unos como otros. El exilio no pasaba por estar dentro o fuera. Aunque el exilio externo es muy duro de interpretar, también es muy duro estar exiliado en el propio país. Y mientras los Comandantes de la Junta obtenían su libertad (a razón de los indultos presidenciales), los científicos sociales todavía seguían pensando en ese exilio externo e interno. En realidad deberíamos pensar el aporte que cada uno pudo hacer, no solo con su ciencia sino con la sociedad".

Autor:
Eduardo R. Saguier


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Asunto: 
Error al mencionar el nombre de Olson
Autor: 
Eduardo R. Saguier
Fecha: 
Jue, 2006-07-20 14:41

Por un error mencione a Mancur Olson cuando en realidad se trataba de Gunnar Olson.

Eduardo R. Saguier


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Asunto: 
¿podría extrapolarse a otros países de América Latina?
Autor: 
Eduardo R. Saguier
Fecha: 
Jue, 2006-08-03 20:47

Es indudable que la situación de la democracia en cualquier país tiene uno de sus medidores más importantes en los intelectuales. Desde Argentina nos llega esta reflexión sobre la situación de los intelectuales de aquel país después de la dictadura militar [El Terror Internalizado en el Mundo Académico Argentino]. Su autor, Eduardo R. Saguier, investigador argentino, plantea una situación que bien podría extrapolarse a otros países de América Latina: una elite intelectual argentina que, a pesar de no estar formalmente reprimida por el régimen, continúa sus prácticas de complicidad con el gobierno, con la intención de conservar un status o una posición política más acomodada.

¿Será este mismo fenómeno el que priva en el contexto mexicano? ¿Será que las clases ilustradas siguen incondicionalmente a una izquierda a la que ha vanagloriado durante más de cincuenta años? ¿O será que las estructuras de poder invalidan de forma simbólica las expresiones “políticamente incorrectas”? Eso lo dejamos a tu criterio.

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