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Práxis, Revolución, Socialismo ... y Religión

franz, Jueves, Junio 16, 2005 - 09:16

Jutta Schmitt

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jut...@aktionspotenzial.de

Círculo Bolivariano de Estudios „El Momoy“ / Chiguará

Síntesis de las Sesiones del 15 al 29 de Mayo, 2005.

Las últimas sesiones en el mes de Mayo de nuestro Círculo Bolivariano de Estudios, las hemos dedicado a estudiar el ensayo „Socialismo y Religión“ de Branko Bosnjak, integrante del grupo yugoslavo Praxis de los años 60 y 70 del siglo XX, y nos hemos familiarizado un poco con lo que fue este grupo y su revista del mismo nombre.

En una primera aproximación hemos podido conocer, que el grupo Praxis fue un grupo de opositores al presidente Tito y al Partido Comunista de Yugoslavia, basando su crítica a la línea ideológica oficial en el aspecto propiamente humanista del marxismo, y que comenzó sus actividades en 1964. La revista del grupo, del mismo nombre, se destacaba consiguientemente por partir en sus análisis de los escritos humanistas del joven Marx, resaltando precisamente el concepto de la praxis como el elemento decisivo y transformador de la realidad. La revista Praxis se entendió como „órgano del antiestalinismo internacional“ e instrumento de un marxismo creador, que rompiera con la ortodoxía marxista-leninista y lograra adaptarse dinámicamente a las propias condiciones yugoslavas del momento. La revista criticó duramente las fuertes limitaciones de la sociedad yugoslava, tales como su continua adherencia a los principios de la economía del mercado, su exagerado y sofocante burocratismo y su persistente desigualdad social, lo que le trajo ataques fuertes por parte de los ideólogos oficiales del Partido Comunista y demás autoridades políticas, que concibieron la crítica expuesta por Praxis como una crítica destructiva. A partir de 1975, les fue imposibilitado al Grupo la impresión y distribución de su revista, y tuvo que cesar su publicación.

Praxis se inspiró, entre otros, en pensadores como George Lukacs, Karl Korsch, Antonio Gramsci, Lucien Goldmann, Erich Fromm, Herbert Marcuse y Ernst Bloch, y se empeñó en rescatar el potencial creativo del marxismo originario. Goldmann, Fromm, Marcuse y Bloch no sólo hicieron contribuciones escritas a la revista, sino participaron también en su „escuela de verano“ en la isla de Korcula en el Adriático - encuentros filosóficos, donde intelectuales tanto de Europa oriental como occidental intercambiaron sus ideas sobre los temas y acontecimientos contemporáneos más candentes.

Luego, la primera edición de Praxis Internacional, en continuación de la línea de pensamiento de la revista original, salió en Abril de 1981 y retomó la bandera de desarrollar una consciencia crítica y sistemática sobre las limitaciones de las sociedades del siglo XX, sean estas de índole capitalista o „socialista“, e indagar sobre las condiciones y posibilidades históricas de realizar la emancipación humana a escala mundial, basado en la comunicación y cooperación entre intelectuales progresistas y marxistas independientes de diferentes países, con sueños y objetivos comunes. Praxis Internacional se comprometió seguir elaborando una teoría filosófica y social en función de criticar las estructuras e instituciones existentes y poner al descubierto aquellas corrientes ideológicas destinadas a sofocar cualquier teoría crítica. Además fomentaría la discusión de temas como el análisis crítico de la historia, la libertad, igualdad y creatividad humana, la esencia de la revolución social, el significado y la perspectiva del socialismo, y el análisis del rol de la cosificación, del burocratismo y de la tecnología en la sociedad moderna. Las publicaciones de Praxis Internacional terminaron en 1994, en medio del proceso de desintegración y guerra en los territorios de la Ex-Yugoslavia.

En cuanto a la propia lectura del ensayo de Branko Bosnjak, „Socialismo y Religión“ se refiere (publicado en Gajo Petrovic y otros, Praxis, Revolución y Socialismo, Editorial Grijalbo S.A., México 1981), hemos discutido los siguientes puntos:

1. La primera observación hecha por Bosnjak en su ensayo es de indole psicológico,

cuando comenta, que la concepción que tiene el hombre religioso de „Dios“ es

aquella asociada a „la esperanza de que Dios le aligere todas las preocupaciones

y necesidades“, y que „esta actitud puede comprenderse como consuelo para

aquellos individuos que han perdido la confianza en sí mismos.“

Al respecto, hemos espontáneamente recordado el verdadero batallón de Santos o „braceros de Dios“, que existen aquí en Venezuela (y en otras partes de Latinoamérica), cada uno de ellos con su competencia específica, precisamente en función de aliviarle las preocupaciones y necesidades a sus adoradores, sobre todo provenientes del vasto universo de la población pobre. Hemos analizado el peligro que constituye la interiorización psicológica de esta actitud receptiva, pasiva y esencialmente impotente, para los demás ambitos de la vida social, como se manifiesta por ejemplo en la transferencia de la misma al ámbito político, de cuyos actores - sobre todo del presidente de la República - se siguen esperando „milagros“ y limosnas semejantes a los a veces „obtenidos“ por los Santos; muy a pesar de la progresiva toma de consciencia en la Venezuela Bolivariana y la creciente convicción, de que la cosa pública tiene que ser construida mediante la participación activa y una actitud, que se atreva a tomar su destino en sus propias manos en vez de esperar ayuda „desde arriba“. Otro gran problema relacionado a la típica actitud psico-religiosa lo hemos identificado en la falta, tanto de la toma de iniciativas y decisiones propias, como en la carencia de un sentido de responsabilidad propia, que caracteriza todavía una gran parte de la población en general.

2. Luego, el autor hace alusión al problema metodológico de cómo efectuar una

adecuada determinación de „Dios“, problema que ha generado tres respuestas: a)

la de la teología negativa (expresar lo que Dios no es), b) la teología positiva

(expresar lo que sí es Dios, pero sólo por medio de la analogía), y c) la teología

superlativa (que manifiesta que Dios está por sobre todo enunciado posible).

Después de nombrar una serie de pensadores que han reflexionado sobre este

problema, Bosnjak llega a la conclusión, de que „podemos hablar únicamente de

nuestro concepto de Dios. ... Una discusión acerca de Dios como tal no se

concibe. Tan pronto como la empezamos, se convierte en conversación acerca

del hombre, acerca de nosotros mismos.“

Aquí, lo que hemos observado inmediatamente y lo que parece haberle escapado al autor mismo es, que esto es nada menos que la confirmación de la posición Feuerbachiana, según la cual la teología se disuelve en antropología, y según la cual la raíz de toda religión es, por supuesto, el propio hombre, quien ha creado su Dios a su propia imagen y semejanza.

3. Más adelante, Bosnjak contrasta el ateísmo marxista con el ateísmo de los

racionalistas franceses del siglo XVIII, quienes estaban convencidos de que por

medio de la crítica racional y del poder de la razón podrían liberar al hombre de

sus cadenas religiosas. Como nos explica el autor, el punto crucial del ateísmo

marxista que lo distingue del ateismo racionalista del siglo XVIII, es el

reconocimiento de que „...la crítica de la religión no puede llevarse

inteligentemente a cabo sin crítica y cambio de la sociedad“, por lo que „no

basta, que el ateísmo exista como convicción individual, porque con esto no

queda resuelto el problema de la praxis social.“ Resalta además el propio autor,

que „la esencia del ateísmo marxista reside en el hecho de que el ateísmo se

convierte de convicción privada en contenido de la conciencia social, de la

actitud social. Esta transición del ateísmo de una actitud individual a una actitud

social no es posible sin cambios sociales y sin una revolución social.“

Aquí hemos coincidido, de que si tomáramos la religión como medidor de pulso de la Revolución Bolivariana en el sentido expuesto por Bosnjak, nos encontraríamos con un látido de corazón revolucionario muy, pero muy débil. Recordando a Marx, quien advirtió que la religión es el medidor del grado de la enajenación humana por ser el suspiro de la criatura oprimida o la expresión espiritual de un mundo opersor y miserable, hemos concluido que aún falta mucho que hacer para que el ser humano deje de ser una criatura oprimida, miserable, genuflecta y avassallada, para que se atreva a servirse de su propia razón crítica y para que deja de desviar su energía vital a un mundo de ilusiones, detrás de lo cual siempre se esconde una mafia de intereses, sean estos vestidos en traje de negocio o en sotana. En este sentido hemos estado plenamente de acuerdo con Bosnjak en que es urgentemente necesario tocar y debatir el problema de la religión, que significa para nosotros hoy discutirlo en el marco de la Revolución Bolivariana, y sobre todo ante el llamado del presidente Chávez de debatir nuestras ideas para un nuevo Socialismo del Siglo XXI.

Dice Bosnjak: „En la lucha por la abolición de las diversas formas de la enajenación humana, el socialismo, que se esfuerza por la creación de las condiciones para un desarrollo del ser humano total, no puede permancecer indiferente ante la religión como forma de la enajenación humana“, aún cuando más adelante llega a sospechar que no será posible superar la religión, al manifestar que „según la lógica de la ilusión, la religión no puede morir.“

En esta última parte hemos diferido del autor, al considerar y agregar, que según la lógica de la ilusión, la religión no puede morir mientras que persista un mundo que requiere de ilusiones para que sus integrantes sigan aguantando las condiciones más deshumanizadas, producto del modo de destrucción capitalista, establecido a nivel global.

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