No importa, si es el viaje al centro de la ciudad en una buseta bien llena de pasajeros conversando vívidamente, tu arepa con queso que se te tranca en la garganta cuando lees los titulares de los periódicos en la pausa del almuerzo, las discusiones con los amigos o el breve intercambio de palabras con un artista de calle en el semáforo, en estos días, cado uno de tus movimientos, actos, pensamientos y palabras están determinados por la "fecha mágica", el 15 de agosto de 2004.

Chronos, sin piedad, ha impuesto otra cuenta regresiva a la vida cotidiana de los Venezolanos, en vista del inexorable acercamiento del famoso referendo revocatorio presidencial - tanto esperado como temido de manera igual por el hecho de ser completamente impredecible en cuanto a la situación concreta que Venezuela enfrentará en apenas 2 semanas, sin importar el resultado de este evento electoral único en la historia de Venezuela, que en todo caso indica una ratificación categórica del mandato del presidente por parte de una mayoría aplastante de electores.

Es bastante válido pronosticar de manera general otra jornada de severas turbulencias políticas a partir del 15 de agosto, sin embargo, el problema (y por tanto su solución) depende del contorno de los escenarios específicos.

Diagnosticar el venidero referendo revocatorio plenamente democrático y constitucional como nada más que la continuación - vestida de ropas nuevas - del notorio y eterno, mientras tanto ya añejo "Plan B" de la rancia "oposición" venezolana, con poca o ninguna probabilidad de éxito, es un conocimiento político comúnmente aceptado, sobre todo por parte de la misma "oposición".

Y esto es básicamente la razón por la cual hemos visto al ex-presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, el imbatible demócrata estrella en la mente de la oligarquía venezolana, residenciado en Miami, darle a esta "oposición" rancia un firme consejo, basado en su profunda vocación "democrática", el cual es olvidarse del referendo revocatorio, porque según CAP será un fracaso predeterminado para la "oposición" (de hecho es la primera vez que el hombre dice la plena verdad), y en cambio ir por la vía violenta, porque de modo contrario, (¡uh, ah!) Chávez sencillamente no se va.

Entonces, mientras los "Florentinos" venezolanos, sentados con su arepa con queso, se rompen la cabeza de cómo prepararse lo más eficiente posible para la batalla electoral del 15 de agosto (y de hecho las preparaciones van a todo galope), la crema de la crema de la alta sociedad venezolana (por muy rancia y prófuga de la justicia que ésta sea) una vez más está llamando a la batalla violenta, por considerar la violencia y la represión brutal como única vía para alcanzar su meta, que es la "Desbolivarianización" de Venezuela y así de América Latina - por lo menos así lo aspiran.

No extraña, por ende, que su más profundo y "democrático" deseo, expresado en las propias palabras de Carlos Andrés Pérez es, que el presidente Chávez preferiblemente debería "morir como un perro" en vez de salir ratificado del referendo revocatorio del 15 de agosto.

Tales deseos cordiales y expresos, aún no necesariamente compartidos por la gran mayoría de los Venezolanos y Latinoamericanos, por lo menos permiten la deducción de un probable "escenario oposicionista" el día del referendo: la violencia tan desesperadamente requerida y la "ingobernabilidad" que tienen que ser presentadas al mundo (en función de que los amos de Washington se ven en "obligación" de ayudar en último minuto), sólo se realizará, si la "oposición", con la ayuda de los inefables "medios masivos" privados, logra dar resultados preliminares el día del referendo, que indiquen la "derrota" de Chávez, llamando a los simpatizantes de la "oposición" a la calle para celebrar su "victoria". Segundo paso en el manual: colocar y detonar algunas bombas en sitios estratégicos (por ejemplo sus propios "medios" privados), jugar al alboroto y echarle la culpa a Chávez y sus "hordas violentas" (los Círculos Bolivarianos, una organización de base que apoya al gobierno, siempre sirven de chivo expiatorio).

De esta manera, jugando la carta de la criminalización del gobierno y sus seguidores, con "evidencias" de fraude, aferrándose al poder, autoritario, violento y represivo (y pare usted de contar), los perros guardianes electorales internacionales felizmente gritarán "faul" y activarán la Carta Democrática contra un gobierno Venezolano vuelto "ilegal".

Esto es sólo un posible "escenario oposicionista" inmediato y todavía faltan muchos más teóricamente posibles, no sólo a corto plazo, sino también a mediano y largo plazo, mientras la casta política venezolana de zombis se niega de descansar en paz. La única cosa que tienen que considerar Hugo Chávez, su equipo de gobierno y los millones que lo apoyan y quienes ven en él la materialización del único futuro que tienen, es decir, su aquí y ahora presente, es, que su mera existencia como fuerza transformadora social y políticamente progresiva en Latinoamérica tendrá por consecuencia la respuesta más agresiva de los poderes establecidos podridos - en todas partes y para todos los tiempos.

Con la guerra perpetua contra lo nuevo es que aspiran poder garantizar su "paz" de la podredumbre.

Desde Venezuela proclamamos ¡No a la paz del cementerio! ¡No al regreso de los Zombis!