Venezuela es un país curiosa y extrañamente atípico. Según un rumor que corre entre los líderes y creyentes de la oposición, hasta 1998 aquí vivimos en un paraíso pero, por esa extraña aticipidad, ese año mandamos la versión venezolana de Suiza y a sus partidos, para el mismísimo lugar desde donde Rodrigo de Triana lanzó su grito una lejana madrugada de agosto de 1492.

Entre diciembre de 1998 y el 15 de agosto de 2004, en Venezuela se habrán realizado 8 consultas populares nacionales de carácter refrendario o electoral, muchas más que las que pueda haber realizado la CTV, en un cuarto de siglo. Sin embargo, por esa manía de consultar cada vez al soberano, este gobierno es calificado de dictatorial, en tanto que la CTV es la central obrera mas democrática del mundo.

El 11 de abril de 2002, a pesar de su conducta biacuática, la mismísima OEA, dirigida por el supremamente demócrata señor Gaviria, condenó la ocurrencia de un golpe de Estado contra la democracia venezolana, no obstante, la tesis triunfante fue la de vacío de poder

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Pedro Carmona, por obra y gracia de lo inexplicable, saltó de la silla presidencial de Fedecámaras al Palacio de Miraflores; se autojuramentó "Presidente", disolvió todos los poderes públicos, derogó la Constitución y se otorgó plenos poderes ejecutivos, legislativos, judiciales, electorales y ciudadanos. Por ello, todos los medios de comunicación privados, lo llamaron demócrata y Libertador, en tanto que los depuestos eran calificados de dictadores, y aquél momento era su fin.

Unos oficiales desertan, toman una plaza pública, llaman a la insurrección, a la desobediencia y al desconocimiento del Estado de derecho, y son llamados héroes y padres de la Libertad; en tanto que otros, que junto a los ciudadanos restablecen el orden constitucional y reponen a las autoridades constitucionales, son traidores y fascistas.

Unos señores llaman a no pagar impuestos, utilizan las marchas para asaltar el gobierno, organizan guarimbas, agreden embajadas, a diputados, a civiles, a ministros; disparan, queman y provocan el caos urbano, y son considerados mártires de la paz. En tanto, quienes intentan contrarrestarlos son torturadores, asesinos y gendarmes de la violencia.

Unos señores que atentan contra la industria petrolera, impiden que el gas doméstico llegue a los hogares; que millones de niños y jóvenes no puedan ir a sus centros de estudios; que los trabajadores no vayan a sus trabajos y que cierran comercios, fábricas e industrias, son héroes. Mientras que otros, reabren el suministro de combustible, las escuelas y centros de estudio; posibilitan que el gas llegue a los hogares, rescatan unos barcos petroleros, son dictadores y autócratas.

Unos señores quieren el poder y el gobierno como sea, y son paladines de la democracia. Otros, quieren que toda disputa sea dentro de la Constitución y las leyes, son autócratas. Unos señores abren las puertas a la intervención extranjera, son nacionalistas y patriotas; y otros que se oponen, violan las normas internacionales.

Qué pasa en este país. Por qué el IESA, Chicago, Harvard, Yale, Georgetown, Cambridge, La Sorbona, Salamanca, el Departamento de Estado, la OTAN, la Cepal, la ONU, el FMI, el BM, la OMC, no me lo explican.

Por qué unos señores que se disgustan cuando crecen los ingresos petroleros, la economía y las inversiones sociales, son demócratas; y otros que utilizan ese crecimiento para la redención social, son dictadores.

Por qué unos señores se pasan varios meses recogiendo firmas y gastando millones de dólares para un referendo, ahora se molestan porque otros señores aceptan democráticamente ir a referendo.

Por qué unos señores se agradan cuando se detiene una refinería, y se disgustan cuando se pone a funcionar.

Dónde están los estudiosos de los sistemas políticos y sociales. Dónde están los especialistas. ¡Qué me expliquen este país!.

Por qué son demócratas unos señores que llaman pírrica a la mayoría de un parlamento, y piden que sean las minorías las que decidan; que hablan Tribunal cuando les favorece una sentencia, y de Sala si le es adversa; que es imparcial el CNE cuando opinan dos rectores, y parcial si opinan tres rectores.

Casi adivino lo que pasará el 15 de agosto de 2004. Los dictadores obtendrán 4 millones largos devotos favorables. Los demócratas, a duras penas, se aproximarán a los 2.300.000. Por eso, el 15/08/04 será, apenas, una batalla más. No la última.

Los extraños demócratas venezolanos seguirán insistiendo en volver. NO VOLVERAN.