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MEXICO:CARTA ABIERTA A GEORGE BUSH

Anonyme, Lunes, Marzo 8, 2004 - 12:13

El pueblo de México valora muy en alto los principios de autodeterminación de los pueblos y de no intervención, que son piezas clave del derecho internacional. Los valora así, muy en alto, porque el nuestro ha sido un país víctima de numerosas intervenciones extrajeras a lo largo de su historia, en tanto que nunca ha desatado una guerra de agresión en contra de país alguno. Más todavía, los próceres que forjaron nuestra Patria, todos, sin excepción, consideraron como el valor supremo el derecho de cada pueblo de resolver sus asuntos internos con plena soberanía, sin la intromisión de gobierno alguno de país ajeno, por poderoso que fuese. Porque es en ese derecho en el que radica la libertad. Así lo consideró Miguel Hidalgo, el Padre de nuestra Independencia. Así lo sustentó José María Morelos, el mayor de los héroes de esa misma gesta. Y, desde luego, Benito Juárez, el más grande de los constructores de México y Benemérito de las Américas. Por lo señalado, nada provoca mayor repudio de nuestro pueblo que cualquier acto de intromisión de un gobierno en asuntos propios de la soberanía de otro pueblo. Y más si el país objeto de intervención es uno de nuestra misma región, de nuestra Patria Grande, que así consideramos a toda la América Latina y el Caribe. No lo podemos admitir.

Señor George W. Bush,
Presidente de los Estados Unidos.

Señor:

El pueblo de México valora muy en alto los principios de autodeterminación de los pueblos y de no intervención, que son piezas clave del derecho internacional. Los valora así, muy en alto, porque el nuestro ha sido un país víctima de numerosas intervenciones extrajeras a lo largo de su historia, en tanto que nunca ha desatado una guerra de agresión en contra de país alguno. Más todavía, los próceres que forjaron nuestra Patria, todos, sin excepción, consideraron como el valor supremo el derecho de cada pueblo de resolver sus asuntos internos con plena soberanía, sin la intromisión de gobierno alguno de país ajeno, por poderoso que fuese. Porque es en ese derecho en el que radica la libertad. Así lo consideró Miguel Hidalgo, el Padre de nuestra Independencia. Así lo sustentó José María Morelos, el mayor de los héroes de esa misma gesta. Y, desde luego, Benito Juárez, el más grande de los constructores de México y Benemérito de las Américas. Por lo señalado, nada provoca mayor repudio de nuestro pueblo que cualquier acto de intromisión de un gobierno en asuntos propios de la soberanía de otro pueblo. Y más si el país objeto de intervención es uno de nuestra misma región, de nuestra Patria Grande, que así consideramos a toda la América Latina y el Caribe. No lo podemos admitir.

Hoy nos ocupa el caso de Venezuela. Este país hermano vive un proceso de lucha por darse un porvenir mejor. En ese camino se ha dado una Constitución que tiene un contenido democrático de carácter superior. En ella se reconoce el derecho de los electores a remover a sus representantes cuando a su juicio ésa medida sea necesaria. Pero señala reglas claras llevar a cabo ese procedimiento, y establece órganos que lo controlan y lo vigilan. Exige, por ejemplo, un cierto porcentaje de firmas previas, solicitando el proceso de revocación. Firmas que deben ser de verdad, auténticas, no falsas. Que deben ser otorgadas con libertad, no bajo coerción. Que no deben estar duplicadas. Y da mandato al Consejo Nacional Electoral, CNE, para que vigile que todo eso se cumpla con rigor, como corresponde a todo acto de derecho. Todo eso lo debe hacer el CNE con libertad, sin que ningún poder extranjero lo presione ni le exija que tuerza su veredicto.

Por eso nos preocupa que usted, jefe de gobierno de un país distinto, se tome la libertad de opinar sobre el funcionamiento del CNE. La decisión de ése órgano es libre. Forma parte de la soberanía del pueblo de Venezuela. Ningún gobierno extranjero tiene derecho de intervenir en lo más mínimo, porque de hacerlo viola el derecho internacional vigente y ofende de manera grave al pueblo hermano de Venezuela. Igual que ofendería al pueblo de Estados Unidos, lo comprenderá usted, que cualquier gobierno ajeno se tomara la libertad de exigir tales o cuáles requisitos a los procedimientos de elección de su país y que cualquier jefe de un Estado distinto se tomara la libertad de decir si una elección allá, en Estados Unidos, fue justa o no, y quisiera modificar los resultados. Como aquélla en la que usted mismo fue electo, por ejemplo. Una acción así de intromisión en el caso de Venezuela, pueblo hermano del nuestro, ofende también al pueblo de México y, estimamos, a todos los de la región.

Por lo dicho, demandamos de usted, con el respeto que nos merece su investidura y con la firmeza que se sustenta en el derecho que nos asiste, que saque usted las manos de la vida interna de Venezuela. Que se abstenga de andar opinando si procede o no el referendo revocatorio en el caso del presidente Hugo Chávez o en cualquiera otro caso. No es asunto que le competa a usted, en lo absoluto. Usted debe respetar al pueblo de Venezuela. Su soberanía es sagrada.

Atentamente

Movimiento Mexicano Juarista Bolivariano



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