Sólo una guerra revolucionaria será capaz de detener la agresión militar imperialista. La gran lucha histórica por la paz, es una tarea que compete a la lucha por el socialismo. Hoy más que nunca queda claro, que es fundamental elevar la calidad del movimiento antiimperialista. La clase obrera y demás clases oprimidas no pueden seguir encuadradas en los movimientos pacifistas y burgueses que se mueven al ritmo de las contradicciones entre las grandes potencias y los Estados Unidos.

Declaración de El Diario Internacional.

Agresión imperialista contra Irak: ¿Qué hacer?

A modo de preámbulo hay que mencionar brevemente los siguientes elementos que rodean la guerra contra Irak:

Primero. El conjunto de las movilizaciones antiguerra que se han desarrollado en los países pobres y ricos, antes y durante el ataque a Irak, han constituido un movimiento de esencia pacifista sin ninguna perspectiva estratégica para detener la agresión imperialista a Irak. Su carácter burgués y pequeño burgués le quitó validez para ser un factor político que cambiara el curso de los acontecimientos a nivel internacional. Los partidos socialdemócratas y demás instituciones de la burguesía (ecologistas, organizaciones no gubernamentales, universidades, etc.) convirtieron el sentimiento antiguerra de la población en un movimiento domesticado y sujeto a las leyes y reglamentaciones del Estado. La clase obrera, tanto en los países ricos como en los pobres, no jugó ningún rol de importancia en estas acciones contra la guerra. Como parte de este mismo fenómeno, los partidos y organizaciones de izquierda ocuparon roles de segunda fila en las movilizaciones antiguerra, cuya presencia marginal no cambió el carácter ecléctico de dichas acciones.

Segundo. La agresión yanqui a Irak se da en un momento en el que los Estados Unidos han consolidado su hegemonía como única superpotencia imperialista en el mundo. Las tropas americanas (por el momento las más poderosas del planeta), se mueven y actúan dentro de un plan estratégico de dominación absoluta de los países pobres. La agresión militar contra el pueblo de Irak configura la naturaleza voraz y criminal del sistema imperialista mundial. En tanto esto, la guerra contra Irak es el inicio de nuevas agresiones en el tercer mundo y el regreso a una etapa de recolonización del mundo. En este contexto, las demás potencias imperialistas (Japón, Canadá, Italia, Inglaterra, Rusia, Francia y Alemania) abierta o encubiertamente son socios menores de la nueva repartición de las riquezas naturales en el tercer mundo. Las contradicciones entre algunas de estas potencias imperialistas y los Estados Unidos, es el reflejo, no de una posición democrática en ellos mismos, sino más bien de conflictos en la forma para la distribución de las riquezas mundiales.

Tercero. Uno de los factores políticos internacionales que favorece la intervención imperialista en Irak, se refiere a la crisis del Movimiento Comunista Internacional (MCI). En la mayoría de los países ricos y pobres no existen verdaderos partidos comunistas, y los que se hacen llamar “comunistas