Editorial de la Revista En Marcha 192. Hay que continuar luchando para derrotar a Bush

EDITORIAL

HAY QUE DERROTAR A BUSH

El imperialismo yanqui se ha lanzado ya con descaro a remodelar el mundo en su favor. La crisis económica que hoy afecta a los países capitalistas desarrollados es una ostensible crisis de superproducción; es decir, que producen mucho mas de lo que se consume (habida cuenta que para mantener sus tasas de ganancias elevadas han redistribuído los ingresos en todo el orbe en un sentido regresivo pocas veces antes visto) y en un momento dado esto empujó sus economías a la recesión. En otras épocas de la historia capitalista hubieran resuelto esta situación a través de la guerra entre ellos. La destrucción de fuerzas productivas por un lado y el poner en un papel secundario a algunas de las grandes potencias por el otro les permitían en definitiva salir de la depresión y la crisis.

Sin embargo esa no es una salida viable ahora, la posesión de armas nucleares unida a un tremendo rechazo de los pueblos de los países desarrollados a ir a una guerra entre si vedan (al menos por ahora) esa solución al problema. Pero este existe y muestra claros síntomas de agudizarse. De allí que los EEUU a través de la administración Bush, expresión de su derecha mas agresiva y representante por sobre todo de los capitales petroleros y el complejo militar-industrial, ha decidido rediagramar el mundo actual en su favor y en perjuicio de sus competidores imperialistas, por sobre todo de los países europeos. Eso es lo que se encuentra en el trasfondo de la guerra contra Irak (como también en la agresión a Venezuela, el Plan Colombia, el ALCA, las amenazas a Corea del Norte, Siria e Irán, etc). Nuestras naciones del tercer mundo y sus riquezas son el botín en disputa; nuestros pueblos los que recibirán las agresiones. Los yanquis buscan quedarse con el petroleo, los recursos naturales, el agua, la biodiversidad, y los mercados, corriéndolos de allí a los europeos y saqueándonos a nosostros. En resumidas cuentas vienen por todo, pretenden que volvamos a tener status de colonia. Pocos ejemplos mas claros de ello que la indignante agresión que estan hoy desatando contra el pueblo iraquí.

Son fuertes militarmente los yanquis para lanzar esta estrategia imperial, de eso no cabe duda. Están dispuestos a todo en lo que a ilegalidad y criminalidad se refiere, de eso tampoco cabe duda. Pero vamos a ver si esta vez, como ya les pasó en Vietnam, el bocado no es demasiado grande y se atragantan. Los pueblos de todo el mundo, incluyendo una parte significativa de la nación norteamericana, aborrecen a Bush y compañía y no se confunden ni un poquito de sus verdaderas intenciones. Mas aun: están dispuestos a enfrentar sus políticas y agresiones en defensa de sus derechos y los de toda la humanidad. Y los pueblos también son fuertes. Cuando se unen, invencibles.

El primer gran desafío en el enfrentamiento a la estrategia imperial está en curso: hay que impedir que derroten a Irak. Esta tremenda tarea recae tanto sobre el heróico y hermano pueblo árabe como sobre el resto de los pueblos del mundo, es decir sobre todos nosotros. Si la guerra en Irak se extiende en el tiempo por la resistencia de los iraquíes, y si al mismo tiempo logramos que crezca impetuosa en todo el mundo la repulsa a los yanquis por su ataque, podemos derrotarlos y obligarlos a irse. No es cierto eso que dicen con arrogancia respecto que han ido a medio oriente a triunfar si ó si; no son inmunes a que sus soldados vuelvan en bolsas negras del campo de batalla ni tampoco a que millones de personas dentro y fuera de los EEUU los repudien, les apedreén las embajadas y los Mac Donalds, no les compren sus productos, los denuncien y desenmascaren.

Está planteada nuestra responsabilidad entonces: no hay que descansar mientras los norteamericanos estén atacando Irak. Tenemos que motorizar el repudio del pueblo argentino una y otra vez. Debemos movilizarnos masivamente en todas las ciudades del país, ir a la embajada de los EEUU y a sus consulados, escracharles sus empresas y símbolos. En síntesis mostrales a ellos y al mundo que aquí tampoco los queremos, que repudiamos su criminal ataque y sus pretensiones imperiales. Ese debe ser nuestro aporte para derrotarlos, en ello se está jugando también nuestro propio futuro y el de latinoamérica.