CUANDO UNO PIENSA EN EL RACISMO Y EL GENOCIDIO DE ISRAEL POR LAS V�?AS DE HECHO COMETIDO CONTRA EL PUEBLO PALESTINO, NO DEBER�?A EXTRAÑAR QUE UN REPRESENTANTE DE LA POL�?TICA EXTERIOR DEL RÉGIMEN SIONISTA SEA UN RACISTA.

UN DIPLOM�?TICO RACISTA.
Por Wilfredo Gutiérrez

Yo no entiendo cómo el embajador de Israel en Australia, Naftali Tamir, sea un diplomático. Puedo entender que sea un racista, pero no un diplomático.

En una entrevista de hoy viernes con el diario Haaretz de Israel, el embajador judío se refirió a los asiáticos como "la raza amarilla" de "los ojos rasgados."

Según Haaretz, el diplomático dijo:
"Israel y australia son como hermanas en Asia... Estamos en Asia sin las características de los asiáticos. Nosotros no tenemos la piel amarilla ni los ojos rasgados. Asia es básicamente la raza amarilla. Australia e Israel no -- somos básicamente la raza blanca."

Por simple sentido común uno podría saber que "diplomacia" es una habilidad de persuación, de influencia, y de tacto en la conducta de relaciones entre personas, y naciones. Es básicamente un arte en comunicar una posición política sobre un problema con el propósito de alcanzar algún resultado mutuo aceptable.

Pero el embajador judío según parece dejó esos preceptos básicos por las nubes. ¿Dónde está la diplomacia? Con el racismo no hay problema. Es tan evidente que hasta un ciego podría verlo.

Yo sé que la cancillería israelí se apresuró a "condenar" hoy mismo el comentario racista de su propio embajador en Australia, lo cual es laudable. "Si el artículo es preciso," dijo el canciller, "eso es un comentario grave e inaceptable." Pero aún así, yo creo que allí no termina la historia.

Cuando uno piensa en el racismo y el genocidio de Israel por las vías de hecho históricamente cometido contra el pueblo palestino, el racismo del diplomático no debería extrañar. Y por la misma lógica, tampoco debería extrañar que un representante de la política exterior del régimen sionista sea un racista.

--Wilfredo Gutiérrez