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El Socialismo: la Negación Proletaria en la Revolución Francesa

franz, Thursday, April 14, 2005 - 11:31

Franz J. T. Lee

Relevancia práxico-teórica para la Revolución Bolivariana

El año pasado, en mi publicación, Misión Marx y Engels, escribí:
"Seguramente la revolución social de Venezuela no es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir el futuro marxista, es decir, la totalidad del Socialismo, de la emancipación humana."
http://www.franz-lee.org/files/titulo.html)

Este martes 12 de abril en el salón Simón Bolívar de la Universidad Bolivariana de Venezuela más de 500 personas asistieron al foro "Socialismo del siglo XXI". Excelentes ponencias fueron presentadas por William Izarra y Alan Woods. Lo siguiente es un aporte teórico a esta discusión socialista importantísima.

Después de 1789, defendiendo los intereses proletarios, que también (aunque todavía no teóricamente) fueron expresados en la misma Revolución Francesa, los demócratas radicales jacobinos, bajo Marat y Robespierre, querían completar la revolución social burguesa. Así surgió la negación proletaria, la concepción práxico-teórica de la lucha de clases, dentro de la misma Revolución Francesa, que más tarde Marx y Engels -- ellos mismos fascinados de la Revolución Francesa, del capitalismo y de sus potencialidades mismas --, la formularían científica y filosóficamente en el Manifiesto Comunista (1848). Es importante notar que la Revolución Francesa capitalista que ya comprende más de dos siglos, dentro de sí misma, en su esencia unilateral y existencia contradictoria inherente, contiene dos lados, la afirmación capitalista y la negación proletaria -- ellas forman los límites de cualquier revolución dentro del sistema laboral global actual.

De ahí que, en un mundo universalizado totalmente por la producción capitalista, explotadora, dominante, discriminadora, militarizada y alienante, lo decisivo es saber dónde, cuándo, por qué, para qué, para quiénes -- ¿Quo vadis?, ¿Cui bono? -- se hace y piensa la revolución social. A fin de cuentas, no es el capital que produce el trabajo; la fuerza de trabajo, al contrario, produce el capital. El problema principal de la Revolución Bolivariana es, que el capital transnacional y las clases capitalistas corporativas globales tienen que destruir la naturaleza física y las fuerzas de trabajo manuales latinoamericanas por millones. En el pasado, esta fuerza de trabajo física ha producido el gran capital que ahora amenaza al mundo, por ejemplo, a América Latina, con el ALCA. El Trabajo mismo, la Alienación per se, ha generado la acumulación del capital mundial, el globofascismo actual.

Regresando al hilo rojo, de todos modos, este concepto burgués radical proletario de revolución, se halla en abierta contradicción ante el concepto formulado por los teóricos burgueses en vísperas de la Revolución Francesa. Reveló que una revolución social objetiva necesita de revolucionarios subjetivos. Digamos, irónicamente, afirmando la patria moderna, que esto constituyó el logro político de la burguesía radical cuando aún era joven y revolucionaria. Los representantes modernos de la alta burguesía internacional en Miami, como los Cisneros, Mendozas y Capriles, cuando se refieren a las actividades „dictatoriales“ de los „terroristas“ y „oficialistas“ en Venezuela, olvidan esto deliberadamente.

De ahí que es menester notar que la palabra y el concepto de la revolución recibió su connotación política con el origen mismo del capitalismo. Similarmente, como no hay racismo sin capitalismo, y no hay capitalismo sin racismo, análogamente, no hay capitalismo sin revolución, y no hay revolución sin capitalismo. La revolución es la quintaesencia del capitalismo, es su afirmación inherente, es su conditio sine qua non de existencia. Y viceversa, el producto transhistórico de la Revolución Franco-Inglesa (1789 - 1830) es el capitalismo, el modo de producción capitalista. (Véase: Marx y Engels, El Manifiesto Comunista. Allá está explicado la revolución capitalista como el fons et origo del comunismo, la dinamo sistémica de la lucha de clases, el objetivo histórico final, el espíritu del mundo del proceso de producción, la auto-realización del Trabajo.)

Como ya verificado científicamente, ninguna Revolución puede sobrepasar el Capitalismo, y ningún Capitalismo por medio de la Revolución puede traspasar el Rubicon creativo de la Emancipación Humana. Por eso, con todo respeto y amor a todos nuestros compatriotas, como Lenin, Trotsky, Ho Chi Minh, Che Guevara, etc., es importante hacer notar que de facto todas las grandes revoluciones del siglo XX cum grano salis terminaron en el Capitalismo mismo, ahora, en el Globofascismo; y que, como nunca antes, el Capitalismo corporativo destructivo está revolucionándose, globalizándose, realizándose inexorablemente, es decir, aniquilándose.

1. Las teorías marxistas de la Revolución: desde la Comuna de París de 1871 hacía la Revolución de Octubre de 1917

"Este proceso es catalogado ideológicamente como indefinido, porque no asume el marxismo como ideología orientadora del proceso. Hay que aclarar, sin embargo, que si bien no se declara marxista, tampoco se declara antimarxista."
(Marta Harnecker, sobre la Revolución Bolivariana.)

1.1. La Práxis-Teoria revolucionaria de Marx y Engels

Como dijimos anteriormente, durante la „Revolución Gloriosa“ de 1688, el término revolución logró su significación como evento político singular. La Revolución Francesa ha demostrado que todas las revoluciones sociales son revoluciones „deseadas“. Así, al concepto revolución se le asigna un elemento político subjetivo. Esto quiere decir que los revolucionarios y la consciencia revolucionaria son elementos esenciales de una revolución social; de hecho, constituyen prerequisitos para ponerla en marcha. Con los antecedentes de esta experiencia histórica de la Revolución Francesa, Carlos Enrique Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) han desarrollado la Práxis-Teoría revolucionaria del Socialismo Científico-Filosófico, tal como está expresada en el Manifiesto Comunista de 1848. Esta línea de tradición revolucionaria se continuó en Europa desde 1789 - 1830 - 1848 - 1871 - 1905 hasta 1917.

Heinz Rudolf Sonntag, en su libro Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución, dice:

„‘La cuestión social’, ‘el movimiento social; ‘la revolución social’, son categorías que predominan en el lapso de 1848 a 1918 y ello no puede pasarse por alto. El problema de la ‘revolución social’ se convirtió en problema clave. En torno a este fenómeno giraba el pensamiento del siglo XIX, sin que importara la diferente valoración que se le daba, ni tampoco la posición que se tenía frente a él. Marx está al principio de este desarrollo, Lenin al final. Al comienzo se concibió la ‘revolución social’ como una parte del ‘movimiento social’; como más o menos inevitable, como transformación de una situación social en otra“. (Heinz Rudolf Sonntag; Marx y Lenin. Acerca de la Sociología de la Revolución. Caracas: U.C.V., 1974, p. 19.)

Seguramente la revolución social de Venezuela no es marxista, por eso, se llama Bolivariana, pero, tampoco es anti-marxista, y por eso, es necesario también estudiar el pasado marxista para construir el futuro bolivariano, y también el pasado bolivariano para construir el futuro marxista, es decir, la totalidad de la emancipación humana.

Marx formuló su teoría de la revolución socialista en los años 1840-1848 como un programa para la futura revolución democrático-burguesa en Alemania. El rezago histórico de Alemania frente a los países burgueses occidentales vecinos (Inglaterra, Francia) daba a la revolución alemana una posibilidad histórica: no sólo recuperar la „emancipación política“ tal como la habían realizado los revolucionarios jacobinos en Francia, sino transcender hacia la „emancipación humana“, superando de esta manera la contradicción entre Ciudadano y Burgués. En el contexto de la pregunta acerca del sujeto de tal revolución no es únicamente Marx quien realiza la transición de un ideólogo burgués radical a un teórico de la revolución socialista, sino simultáneamente la transición del socialismo utópico al socialismo científico, que puede determinar y lograr un puente de la práxis entre la critica del presente y la utopía del futuro al mostrar, cómo la necesidad del presente reúne la confraternidad de la humanidad pensante y sufrida, liberando de esta manera a la sociedad humana de los grillos del modo burgués de producción.

Habrá dos partidos que se encontrarán siempre unidos en un proceso revolucionario: un partido pequeño-burgués que busca la terminación rápida de la revolución y un partido proletario impulsando más y más la revolución hasta que todas las clases más o menos poseedoras sean depuestas del poder, el poder estatal conquistado por el proletariado y la asociación de los proletarios no solamente en un país, sino en todos los principales países del mundo, sea tan adelantada que por lo menos las fuerzas productivas principales se concentren en las manos del proletariado.

Esta declaratoria de la permanencia de la revolución que entonces representaba el programa común de la liga de los Comunistas y de los Blanquistas contiene los siguientes criterios de la revolución socialista:

a) La conquista de la hegemonía del proletariado en la revolución burguesa (históricamente rezagada).

b) La instalación de la dictadura del proletariado, es decir, la conquista del poder estatal con fines de expropiación y reorganización de los medios de producción.

c) La internacionalización de la revolución para lograr la cooperación entre las sociedades dominantes altamente desarrolladas pero dominadas por el proletariado, con el fin de impedir que el comunismo se convirtiera sólo en una generalización de la miseria y de la escasez que a su vez tuviera como consecuencia y, de manera inexorable, nuevas desigualdades, la formación de clases y la institución de un aparato opresivo frente a las mayorías populares.

Por lo general, acerca de la práxis-teoría de la revolución de Marx y Engels, puede decirse lo siguiente:

a. Marx fue el primer autor que describió la esencia de los cambios sociales fundamentales, como el resultado de la contradicción entre las fuerzas de producción en desarrollo y las relaciones de producción obsoletas. En una cierta etapa de desarrollo, las fuerzas sociales materiales de producción entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, es decir, las relaciones de propiedad dentro de las cuales ellas se habían desarrollado hasta entonces. Después de ser formas evolucionistas originales de las fuerzas de producción, estas relaciones de producción se convierten ahora en cadenas de las mismas. El resultado es que se inicia una época de revolución social.

b. Un modo de producción nunca desaparece antes de que todas sus fuerzas de producción estén desarrolladas. Nunca aparecen nuevas y mejores relaciones de producción, antes de que las condiciones materiales de existencia, necesarias para su nacimiento, no estén ya presentes, en forma embrionaria, en el antiguo modo de producción.

c. La revolución es caracterizada como un proceso, como una época. Generalmente, la violencia revolucionario-emancipatoria, es imprescindible para romper la vieja cáscara y dar a luz las nuevas relaciones de producción. Pero la violencia no es, necesariamente, condición sine qua non de las revoluciones sociales.

d. El concepto revolución como proceso, es comparado con el concepto práxis, con la revolución política. En el pasado, este acto político no ha ocurrido exactamente en el punto donde la concentración de las nuevas fuerzas de producción entran en contradicción con las obsoletas relaciones de producción. En este sentido, la Revolución de Octubre fue prematura, y la futura revolución de los Estados Unidos, bastante retrasada.

e. Marx y Engels opinaban que la revolución socialista se daría, simultáneamente, en todos los países „civilizados“, altamente industrializados: Inglaterra, Estados Unidos de América del Norte, Francia y Alemania. El mundo „no civilizado“ automáticamente se vería forzado a aceptar el modo de producción socialista. El marxismo ortodoxo no está haciendo una clara distinción entre socialismo y comunismo. Sin embargo, la Revolución Mundial que comenzó en octubre de 1917 no tomó el curso previsto por Marx y Engels.

f. Queda claro que dentro de la práxis-teoría marxista, de la revolución no puede haber un modelo de revolución paradigmático, generalmente válido. Tampoco existen las revoluciones clásicas.

g. El factor común de todas las revoluciones es, que las condiciones de explotación social se tornan tan insoportables para las masas trabajadoras, que la mayoría de ellas es preparada para poner su vida en juego, en revueltas constantes contra los gobernantes, que ya no son capaces de resolver los ingentes problemas sociales.

h. El único punto claro es, que con la Revolución Bolchevique de 1917, la época de la revolución social entre capitalismo y socialismo, quedó instaurada. En otras palabras, el proceso de la revolución proletaria mundial comenzó.

i. Esta revolución proletaria mundial, que se refleja en las actuales crisis internacionales del capitalismo, a escala global, tiene como elementos importantes: la revolución científico?tecnológica, el rápido desarrollo de las fuerzas productivas, y la lucha emancipatoria de las naciones, a escala mundial."
(Véase: Lee, Teoría-Praxis... )

1.2. La Práxis-Teoría de Revolución de Lenin y Trotsky

Los bolcheviques y los socialdemócratas alemanes descubren al comienzo de este siglo nuevamente la actualidad de la revolución que se desprende de los escritos de Marx en torno al año 1848. La Revolución Rusa de 1905 plantea a los socialdemócratas rusos y a la Segunda Internacional el problema acerca del carácter de ésta revolución: Se desarrollan tres concepciones:

a) La menchevique

b) La bolchevique

c) La del inspirador del primer Consejo de Obreros
de Petersburgo, León Trotsky.

La teoría menchevique veía la tarea de la revolución limitada al derrumbamiento del poder Zarista y a la instauración de una República democrática-burguesa en cuyo contexto se desarrollaría el capitalismo ruso, mientras la democracia socialista rusa a través de la oposición y de la organización eliminaría las peores formas de explotación de los obreros rusos. Según los mencheviques, una revolución socialista no era procedente en una Rusia subdesarrollada, ya que presuponía un capitalismo avanzado.

La fórmula teórica revolucionaria de Lenin para la revolución era hasta la primera Guerra Mundial la de una dictadura democrática de obreros y campesinos; su interés se dirigía más que todo a las clases preparadas para la revolución, es decir, a los sujetos de la revolución en ciernes. Los cien millones de campesinos sin tierra saldrían de su casi-servidumbre, lucharían por el reparto de la tierra, cinco millones de obreros urbanos apoyarían con el arma de la huelga a la guerra campesina en las ciudades, pero con metas socialistas.

El resultado sería una coalición revolucionaria entre los partidos obreros y campesinos ya que la burguesía rusa debido a la peculiaridad del desarrollo ruso no jugaría ningún papel político independiente. La revolución burguesa la realizarían los obreros y campesinos, y sería conforme a sus métodos de lucha una revolución proletaria (en las ciudades). Además la revolución rusa encendería la señal para la revolución proletaria „pura“ en Europa Occidental.

La Práxis-Teoría Revolucionaria de Trotsky dio todavía un paso más allá y pronosticó en los años 1905-1906 que a partir de la coalición supuesta por Lenin tendría que seguir rápidamente una hegemonía del proletariado urbano, ya que la clase campesina pequeño-burguesa, dispensa y tradicionalmente desorganizada, a causa de la debilidad de la burguesía rusa, había de colocarse bajo la conducción del proletariado urbano, y a los obreros urbanos no les quedaría otro remedio, por sus propios intereses, una vez llegados al poder, que la destrucción de todo el conjunto de las instituciones capitalista-burguesas económicas y políticas y la instauración del colectivismo. Esto los traería en conflicto con los intereses clasistas de los campesinos pequeño-burgueses. Sin el apoyo de la revolución proletaria en los países capitalistas altamente desarrollados, la dictadura del proletariado en la Rusia atrasada no podría sostenerse. La suerte de la Revolución Obrera Rusa sería decidida a través de las luchas sociales en un contexto internacional.

Lenin se encontraba bastante cerca de ésta posición de Trotski hacia la primera Guerra Mundial, después promovía a raíz de su regreso del exilio, a la segunda revolución, es decir, la revolución proletario-socialista (Las Tesis de Abril). Los eventos del año 1917 ocurridos en Rusia afirmaron plenamente las tesis trotskianas del año 1905. La toma bolchevique del poder, como se desprende claramente de los manifiestos y conferencias del primer congreso de la Comintern y de los congresos del Partido Comunista Ruso como también de los escritos de los líderes revolucionarios, se realizó bajo la esperanza de una expansión internacional rápida de la revolución socialista.

Las luchas fraccionarias en el Partido Comunista Ruso y en la Tercera Internacional en los años 1923-1929 giraban esencialmente en torno a la política exterior e interior correcta del primer Estado Obrero aislado, en interés del proletariado ruso e internacional. Bajo ruptura de la tradición bolchevique de los años 1917-1923 inauguró Stalin en el año 1924 una versión nueva del comunismo, nacionalmente limitado.

Sin embargo, no hubo desacuerdo de las fracciones en cuanto a la necesidad de una industrialización inmediata y rápida en Rusia. En lo que si no había acuerdo fueron los medios a utilizar con este fin.

La Tercera Internacional se creó como un instrumento de difusión de la revolución socialista. Desde el comienzo se debatía entre las fracciones la cuestión de la política de coaliciones en países desarrollados y subdesarrollados.

Ahora bien, para concluir, mencionemos la ideología "revolucionaria" de Stalin: parece haberle dado poca prioridad, ya desde muy temprano, a la propagación de la revolución internacional (compare: su Carta de agosto de 1923 a Zinoviev sobre las perspectivas de una revolución comunista en Alemania, en la cual recomienda „prudencia“).

Tanto en China (1925-1927), como en España (1931-39) posteriormente, la fracción estalinista impuso, a través del COMINTERN, su tesis acerca de la necesidad de una revolución nacional-burguesa como etapa previa, lo cual significaba que los Partidos Comunistas de los dos países dejaran de conducir una política comunista propia dedicándose sólo al apoyo crítico del movimiento revolucionario nacional (Frente Popular o KUOMITANG), en el caso de no aceptar unas alianzas sin principios con aquellas organizaciones. Stalin esgrimió de esta manera la antigua fórmula acerca de la „dictadura democrática de obreros y campesinos“ ya adelantada por él en la primavera de 1917, en su condición de redactor de PRAVDA, como el programa de la Internacional Comunista. La consecuencia de ello fueron las derrotas de la clase revolucionaria y de sus partidos. La acusación que hacía Trotski del „menchevismo“ con respecto al concepto de una revolución por etapas, fue aceptada.

Igual como se enfrentaban a comienzos del siglo el bolchevismo y el menchevismo, así seguían enfrentándose en las décadas 20 y 30 el estalinismo y el trotskismo. Para el consumo interno proclama Stalin, contrariamente a toda la tradición marxista, el otoño de 1924, la tesis relativa a la posibilidad del socialismo en un sólo país (Rusia). Stalin convirtió así en virtud nacional-comunista la autarquía impuesta: Rusia es capaz de continuar el socialismo/comunismo con sus propias fuerzas aún si la revolución socialista fracasara en el resto del mundo. El calificativo que dio Trotski a esta posición, ya en el año 1928, fue el de una „teoría de consolación“ y de „opio para el pueblo“.

Socialismo significa en la realidad y en un contexto teórico-marxista: la producción abundante y la eliminación de la escasez de alimentos mediante la colaboración planificada de los países industrializados altamente desarrollados. Solamente así tiene sentido hablar del fenecimiento del Estado, de la liquidación de la desigualdad y de la desaparición de las clases sociales.

La crítica trotskiana de la política y teoría de la Tercera Internacional y de la política exterior de la URSS responsabilizó a raíz de la derrota „pacífica“ de la clase obrera alemana en 1933 el interés grupal de la nueva capa burocrática aparecida en el primer Estado Obrero (una capa que usurpó el poder político de los Consejos Obreros y que erigió un aparato colosal de opresión auto-apropiándose el derecho de desposesión de los medios de producción y auto-reproduciéndose como casta privilegiada) por los „errores“ políticos (Alemania de 1923) y la traición „de los intereses proletarios“ (Alemania de 1933, España de 1936-1939).

Summa summarum, práxica, teórica y organizativamente los programas revolucionarios estalinista-menchevistas y trotskistas se enfrentaron antagónicamente en los países desarrollados y "subdesarrollados".

Los trotskistas se preguntaban acerca de las tareas revolucionarias y de la estructura de clases susceptibles de solución. Estaban convencidos de que la burguesía de ningun país seria capaz en la actualidad de adelantar las condiciones previas de una revolución burguesa (aumento de la propiedad privada, la reforma agraria, la independencia nacional, una república parlamentaria), sino que la realización y la defensa de las metas tradicionales de la revolución burguesa sólo pueden lograrlas los campesinos pobres conducidos por el proletariado, quienes conforme sucedió en la Revolución Rusa, una vez alcanzado el poder y siguiendo „la lógica de la situación política interna y externa“, utilizarían ese poder para la consecución de metas socialistas más amplias.

Ahora bien, hemos presentado brevemente la esencia y la existencia, la práxis y la teoría de las principales concepciones burguesas y proletarias de la Afirmación (Revolución Francesa) y de la Negación (Revolución de Octubre) dentro del mismo proceso de trabajo moderno, dentro del sistema capitalista global contemporáneo.
En el Tercer Milenio, este proceso en su totalidad, debido a sus contradicciones inherentes, a causa del mercado mundial, de la competencia, centralización, monopolización y globalización del capital, se ha profundizado peligrosamente, así produciendo el globofascismo, el modo corriente de destrucción orwelliano, total, totalitario, amenazando la propia existencia de la especie. Trataremos entonces de enfocar la Revolución Bolivariana dentro del contexto del globofascismo alias el "neoliberalismo salvaje".

2. LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Introducción

2.1. Aprendiendo de Lenin: Estado y Revolución

Ahora bien, en lo que se refiere al primer intento de los Bolivarianos de derrocar el Estado Puntofijista en Venezuela, y después de capturar el Estado venezolano democráticamente a través de una serie de elecciones victoriosas, Lenin nos enseña lo siguiente: Según la teoría revolucionaria marxista (leninista), el Estado burgués (incluso el Estado colonial y neocolonial) constituye el instrumento de dominación política en las manos de la clase burguesa y sus respectivos representantes políticos en cualquier país del mundo, con el cual prevalece sobre la clase obrera, el campesinado y el lumpen-proletariado. Sus características principales son la burocracia y el ejército permanente, que constituyen su “brazo armado

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