Estos últimos meses, sobre todo estas últimas semanas, la burguesía y sus medios de difusión, televisiones,
periódicos, se han visto obligados a mencionar y a “hablar” de las numerosas luchas obreras que estallan en
todos los países, en todos los continentes1.
Es cierto que limitan al máximo la información y, sobre todo, deforman la realidad y el sentido. Sin embargo,
hay un cambio en relación a los meses anteriores. Este cambio se debe a la multiplicación de estos conflictos y a
la imposibilidad de seguir censurándolos, a la imposibilidad de mantener el ocultamiento que prevalecía hasta
ahora, bajo riesgo de hacer perder toda ilusión sobre los órganos de propaganda de los Estados y sobre la
“democracia”.
La persistencia, a pesar de las proclamas contrarias de finales de 2009, del desarrollo de la crisis económica,
impone al capital acentuar y agravar aún más sus ataques contra el proletariado internacional (véase la editorial
de nuestro boletín anterior). No podemos citar aquí, ni las luchas en particular, ni los países que son afectados
por conflictos significativos. Remitimos a nuestros lectores a la prensa comunista, en particular a la prensa
internacional de la Tendencia Comunista Internacionalista (exBIPR) y de la Corriente Comunista Internacional
para darse una idea del aumento de estos conflictos, de su extensión y de su importancia.
La burguesía y su aparato de Estado no se equivocan: los sindicatos comienzan a adoptar un lenguaje más radical
y tratan de controlar este aumento de la combatividad tomando la delantera, en particular mediante jornadas de
acción y grandes manifestaciones de calle (Grecia, España, por ejemplo). Pero también destacando un
sindicalismo de base y de “izquierda”, supuestamente opuesto a las direcciones. Tal es, con miras a
obstaculizarla, la respuesta burguesa a la conciencia creciente entre los obreros: los sindicatos son el primer
obstáculo ante la defensa de los intereses del proletariado, ante el desarrollo de sus luchas. La aparición de
iniciativas obreras “autónomas” de diferente orden -tomas de contacto directo entre empresas y sectores
mediante el envío de delegaciones (en la enseñanza en Francia), huelgas “salvajes y espontáneas” (ferrocarriles
en Bélgica), rechazo de las consignas sindicales (rechazo a reanudar el trabajo durante la huelga)- son la
expresión de esto. Asistimos, pues, no sólo al aumento de una combatividad significativa, sino también a un
desarrollo de la toma de conciencia en las filas obreras. Esta segunda característica es aún débil. Debe
confirmarse y profundizarse para hacer que las luchas actuales, aún insuficientes para contrarrestar así sea
momentáneamente la ofensiva del capital, se vuelvan cada vez más masivas y unidas, oponiendo así un frente
poderoso a la política capitalista. No dudamos que, ante el atolladero histórico del capital y ante la agravación
considerable de su crisis económica abierta, las luchas obreras se multiplicarán, se profundizarán y afirmarán la
existencia de la alternativa proletaria.
En este proceso, la cuestión sindical se vuelve actualmente una cuestión determinante. Y la intervención de los
revolucionarios, ya que son quienes tienen más claridad acerca del sindicalismo, y ya que son los más aptos para
favorecer la toma de conciencia de la clase obrera, es también determinante.
La Fracción interna de la CCI, 27 de febrero de 2010.
inte...@yahoo.fr
1. Además de la efervescencia social casi permanente que marca la situaciones en España y en Grecia y que abarcan a todos los sectores de la clase obrera (activos de los sectores público y privado, desempleados, retirados...), huelgas importantes han sacudido a Europa, especialmente en el sector del transporte aéreo en Alemania (Lufthansa), en Gran Bretaña (British Airways), en Francia (controladores aéreos y personal de los aeropuertos), ferrocarriles (huelga “salvaje” en Bélgica), el sector automotriz (Opel en Bélgica), etc., etc.
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