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A la vista de la polèmica que se ha suscitado acerca del caracter colonial del proyecto sionista (o sea de Israel), me parece adecuado hacer un repaso a la historia de este conflicto.
El conflicto que enfrenta a las comunidades judìa israelì y palestina tiene su origen en 1918, fecha de la constituciòn del mandato britànico. En ese año la poblaciòn judìa en palestina representaba alrededor del diez por ciento del total, de los cuales la mayorìa no eran judìos autòctonos, sino inmigrantes recientes. Al dìa de hoy los ùnicos que poseen derechos completos de ciudadanìa en el territorio del antiguo mandato britànico de Palestina son los judìos. La poblaciòn autòctona de palestina (es decir: los palestinos) se divide en tres grupos:
a) Refugiados (la mayorìa), grupo constituìdo por los expulsados de los territorios conquistados por Israel en la guerra del 48, y por sus descendientes.
b) Residentes en los territorios ocupados por Israel en la guerra del 48, sometidos al règimen de ocupaciòn militar, que los convierte en extranjeros en su propia tierra (o incluso en algo menos que un extranjero, pues a los residentes extranjeros en cualquier paìs, se les reconocen derechos que a los palestinos de los territorios ocupados se les niegan). Constituyen el segundo grupo màs numeroso de la poblaciòn palestina.
c) Palestinos con ciudadanìa Israelì. Son el grupo menos numeroso (una quinta o una sexta parte del total). Disponen de una ciudadanìa de segunda clase que les veda el acceso a la posesiòn de tierra, en la mayor parte del territorio israelì, les niega la garantìa de poder retornar a su paìs si viajan fuera. y les hace objeto de una amplia gama de discriminaciones, tanto desde el punto de vista legal como desde el de las polìticas concretas.
Si todo lo anteriormente expuesto (colonos extranjeros que desposeen de derechos, de modo casi completo a la poblaciòn autòctona), no constituye un fenòmeno de colonialismo, no se que cosa lo sea.
Por supuesto que se trata de colonialismo, y en su forma màs descarnada, feroz e inicùa. Es como el apartheid sudafricano, o incluso peor (de acuerdo a la opiniòn de algunas figuras destacadas del movimiento antiapartheid).