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LA DEUDA EXTERNA IAnonyme, Samedi, Août 2, 2008 - 16:03
Ayllu Amáutico (Sergio Tarqui Alarcón)
El capital que debía ser utilizado para el funcionamiento del progreso de nuestro país, sólo aumentó el subdesarrollo y los índices de mortalidad materna infantil, desnutrición, pobreza y analfabetismo. Parte del dinero se destinó para los aparatos represivos del gobierno, donde el uso y abuso de la brutalidad y la violencia imperaban. A los ciudadanos que alzaban la voz reclamando las arbitrariedades de los gobernantes se los tildaba de comunistas, por lo que fueron acallados con la cárcel, la muerte o el exilio. El refrán popular señala: "Cada niño que nace llega con un pan bajo el brazo", lamentablemente en Bolivia, cada niño que nace llega con una deuda que supera los 500 dólares. El balance de la Memoria Anual del Banco Central de Bolivia, del 31 de diciembre del año 1970, describe la deuda externa de Bolivia en cifras concretas: 657 millones de dólares. El 21 de agosto del año 1971, el imperialismo yankee entroniza violentamente a Hugo Bánzer Suárez, en un gobierno de facto. Al finalizar la dictadura, la deuda externa alcanza a 3.600 millones de dólares. A la Nación se la había endeudado astronómicamente, más que en todo su proceso de vida republicana. El capital que debía ser utilizado para el funcionamiento del progreso de nuestro país, sólo aumentó el subdesarrollo y los índices de mortalidad materna infantil, desnutrición, pobreza y analfabetismo. Parte del dinero se destinó para los aparatos represivos del gobierno, donde el uso y abuso de la brutalidad y la violencia imperaban. A los ciudadanos que alzaban la voz reclamando las arbitrariedades de los gobernantes se los tildaba de comunistas, por lo que fueron acallados con la cárcel, la muerte o el exilio. Sin Parlamento y al amparo de Decretos Supremos y Decretos Ley, se mal negociaban los recursos naturales, especialmente mineros e hidrocarburíferos. La confección de leyes beneficiaba a consorcios de empresas extranjeras, como la Ley de Hidrocarburos. Un total de 2.963 millones de dólares desaparecieron, concretamente fueron robados y su importe fue cargado a las espaldas de todo el pueblo boliviano. Las obras que se pueden apreciar de esa época son pocas, por ejemplo, en el departamento de La Paz se construyó la autopista La Paz - El Alto, originalmente presupuestada en 7 millones de dólares, esta llegó a costar la suma de 34 millones de dólares, debido a la corrupción y el pago de comisiones a empresas afines al régimen como la BARTOS, que pertenecía a A. Petricevic. Llegaron masivamente a la ciudad de Santa Cruz vehículos de lujo, los famosos Ford Mustang, a despecho del hambre que castigaba al pueblo. De esta época son los fastuosos carnavales, imitación del carnaval de Río, donde se derrochan millones de dólares en trajes, carrozas, bebidas, prostituciones y los viajes de fin de semana a balnearios de lujo a Miami o Europa, que los adherentes al régimen pusieron de moda. Se inició la producción y tráfico de drogas en gran escala, siendo uno de los ejemplos más claros de este ilegal negocio, la caída, nunca investigada y mucho menos aclarada, de una avioneta piloteada por el jefe del fatídico S.I.E. (Servicio de Inteligencia del estado) del régimen banzerista, el coronel de la FAB, Emilio Árabe Claure, que se precipitó a tierra con más de tres mil kilos de cocaína. Todo eso soportó las cuentas secretas en bancos del exterior que aperturaron en previsión de un retorno del capital económico transformado en poder político. Los adeptos al gobierno de facto recibieron en premio grandes extensiones de tierras, con el supuesto compromiso de trabajarlas y hacerlas producir. Luego de recibir miles de hectáreas, el solicitante recibía dinero para hacer una “medición topográfica” y se le exigía que pusiera una barda, que muchas veces consistía en estacas que sostenían una hilera de alambre de púas. Certificado este proceso, la persona recibía del “Banco Agrícola”, cincuenta mil a cien mil dólares, o más, previo compromiso de pago de jugosas comisiones para agilizar los “préstamos”. Así, el Banco Agrícola que "prestó" 19 billones de dólares y el Big Beni terminaron por quebrar fraudulentamente. El saldo de los préstamos quedó con el rótulo de Deuda Externa, y cuyo pago debía asumir la empobrecida población boliviana en su conjunto, siendo este el comienzo de la moderna esclavización y flagelo de los pueblos productores de materia prima, en especial del boliviano, puesto que los financiadores externos impusieron estrictas reglas de devolución (decretos reservados). En un círculo vicioso, el Estado boliviano recurre nuevamente a los eternos préstamos para cubrir sólo los servicios de la deuda, es decir los intereses. Quienes se adjudicaron delincuencialmente estos “préstamos”, para impulsar la agroindustria cruceña, sólo habían industrializado la cocaína en cárteles bien organizados, creando un complejo esquema clientelar de defensa de tipo político-policíaco para evitar que se descubriera la verdad y por consiguiente su devolución, e impedir conocer los nombres de quiénes se habían adjudicado los latifundios. Son evidentes las misteriosas muertes de connotados intelectuales y políticos que los denunciaron, como Marcelo Quiroga Santa Cruz y René Bascopé Aspiazu. De esta manera en el oriente nace una desafiante seudo burguesía agroindustrial, que en su forma definitoria se la conoce como los “crucos”, la misma que se incorporaba, con dineros mal habidos, amparados por oscuros intereses de la gran metrópoli, al lucrativo mercado de la cocaína como los productores más importantes de esa época. Al mismo tiempo se inicia una nefasta etapa política del país con la creación de Acción Democrática Nacionalista (ADN), que posteriormente se convirtió en PODEMOS. Los herederos de estos gracias al transfugio y el clientelismo político aparecen en otros partidos e incluso se convirtieron en más masistas que Evo Morales.
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