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Posiciones básicas de los Comunistas Internacionalistas de MontrealAnonyme, Mercredi, Janvier 2, 2008 - 10:27 (Analyses | Imperialism | Politiques & classes sociales | Solidarite internationale | Syndicats/Unions - Travail/Labor) Es importante mencionar que las posiciones políticas adoptadas por los comunistas internacionalistas de Montreal, representan solamente una base sumaria, con miras a discusiones más profundas, con el objetivo, entre otros, de dotarnos de una plataforma organizativa. En realidad, si bien intentan tener la mayor precisión posible, estas bases siguen abiertas a modificaciones. Por otra parte, las grandes líneas se han trazado ya y forman, en general, el verdadero cuerpo histórico del campo político proletario y son, de hecho, no negociables. Posiciones básicas de los Comunistas Internacionalistas de Montreal La revolución de Octubre de 1917 en Rusia fue el primer paso de una auténtica revolución comunista mundial en una oleada revolucionaria internacional que puso fin a la guerra imperialista y se prolongó durante varios años. El fracaso de esta oleada revolucionaria, en particular en Alemania en 1919-23, condenó a la revolución en Rusia al aislamiento y a una rápida degeneración. El stalinismo instaurado en los años 20 y posteriormente no fue el comunismo, sino un capitalismo de Estado planificado centralmente incluyendo la doctrina del “socialismo en un solo país��?, la cual rechazamos. Desde la Primera guerra mundial, el capitalismo es un sistema social en decadencia. No tiene ya ningún valor progresista que ofrecer. Ha hundido en dos ocasiones a la humanidad en un ciclo bárbaro de crisis, guerra mundial, reconstrucción, nueva crisis. La teoría de la decadencia es un punto de vista en movimiento que permite entrever la dirección que busca tomar el capitalismo mundial. Los expaíses de Europa Oriental, China, Corea del Norte, Cuba, etc., jamás fueron países comunistas, como lo dice la propaganda burguesa. Eran y son aún, algunos, países en donde reina una forma específica del capitalismo de Estado. Consideramos a los sindicatos como organismos ligados al Estado por miles de hilos, leyes, subvenciones, y concertaciones. Cambiar las direcciones sindicales o intentar transformarlos es imposible en tanto su relación y ligazón con el Estado capitalista son orgánicas. Esto implica el rechazo de los sindicatos rojos o anarquistas. Rechazamos las tácticas de “frente unido��?, “frentes populares��? y “antifascistas��?. Todas estas tácticas mezclan los intereses del proletariado con los de fracciones de la burguesía cualesquiera que sean y, en última instancia, solamente sirven para desviar a la clase obrera de sus objetivos revolucionarios. Todas las ideologías nacionalistas, de “independencia nacional��?, de “derecho de los pueblos a la autodeterminación��?, cualquiera que sea su pretexto: étnico, histórico, religioso, etc., constituyen una verdadera droga para los obreros. Buscan hacerles tomar partido por una u otra fracción de la burguesía, les conducen a enfrentarse los unos contra los otros, pudiendo llegar hasta la guerra. La clase obrera es la única clase capaz de llevar a cabo la revolución comunista. La lucha revolucionaria conduce necesariamente a la clase obrera a una confrontación con el Estado capitalista. Para destruir al capitalismo, la clase obrera deberá derrocar todos los Estados y establecer la dictadura del proletariado a escala mundial: el poder internacional de los consejos obreros, reagrupando al conjunto del proletariado. La "autogestión" y la "nacionalización" de la economía no son medios para derrocar al capitalismo y dirigirse hacia una sociedad comunista. El comunismo requiere de la abolición consciente por la clase obrera de las relaciones sociales capitalistas y la creación de una sociedad sin Estado, sin clases, sin dinero, sin fronteras nacionales, ni ejércitos profesionales. Un primer paso hacia este objetivo es la organización política revolucionaria de los proletarios que tengan una conciencia de clase y su unión en un partido político internacional. El papel de este partido no será el de tomar el poder en nombre de la clase obrera, sino de participar en la unificación de sus luchas, así como en el control de éstas por los obreros mismos, y en la difusión del programa comunista. Solo la clase obrera en su totalidad, a través de sus propios órganos autónomos, puede instituir el socialismo. Esta tarea no puede ser delegada, ni al Partido de clase más conciente. Nos damos como mandato el de intervenir lo más frecuentemente posible, según nuestras fuerzas reales, en el interior de nuestra clase, con el fin de intercambiar y participar en la clarificación del programa proletario, y en la edificación del partido revolucionario. |
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