Una vez más Uribe frustró otra posibilidad de lograr el acuerdo humanitario, asesinando la esperanza de los familiares por reencontrar a sus seres queridos y desbaratando la gestión de los presidentes venezolano y francés, que con Piedad Córdoba, lograron acercamientos y confianzas tanto en las familias, como en la guerrilla y los gobiernos amigos, permitiendo adelantar conversaciones, abriendo las puertas para facilitar el intercambio humanitario y salvar vidas. Sin embargo, este gobierno no tiene voluntad alguna, no le importa la vida de civiles, toma decisiones sobre el país como si fuera el potrero de su finca.

En realidad todo ha sido realizado como una maniobra para lanzar una nueva etapa de la guerra, el Plan Colombia II, cuyo método es la intromisión de los militares en la vida civil, sin el más mínimo respeto por el principio de distinción que establece el derecho humanitario. A la cabeza de la ejecución de esta estrategia, estará el Centro de Coordinación de Acción Integral (CCAI), órgano de la Presidencia de la República que contará con múltiples agencias del Estado y con el apoyo del Comando Sur y la Embajada de Estados Unidos, que ponen sus miras en usar a Colombia como base de agresión contra los procesos populares de la región, que Bush y con él Uribe, consideran "expansionismo chavista" y contra las cuales ya se lanzan asaltos y se ejecutan conspiraciones, sostenidas por las embajadas estadounidenses en cada país.