* Desde El Libertario va nuestra réplica a las habituales requisitorias que suelen endilgarnos la derecha rústica o esa izquierda plegable que, dentro y fuera de Venezuela, se encandila con el espejismo seudo-revolucionario del chavismo. Bastante más deberíamos, podríamos y querríamos decir sobre este tema, pero de momento aquí se condensa y actualiza lo esencial de nuestra perspectiva, que no por expresada antes deja de ser necesario repetir ahora.
- Hugo Chávez habla de socialismo, soberanía popular y participación. ¿Por qué plantear desacuerdos si eso coincide con el ideario anarquista?
Las arengas de Chávez son muy surtidas. Pero él mismo ha reiterado que hay que fijarse en lo que hace y no en lo que dice. Así, su “socialismo del Siglo XXI�? en los hechos no ha pasado de mero paternalismo y capitalismo de Estado, con base en la abundancia de la renta petrolera. La soberanía popular es soberanía de una élite integrada por militares, empresas transnacionales y la naciente “burguesía bolivariana�?. Basta ver la reciente concesión de poderes extraordinarios a la Presidencia, o el modo como se apabulla a los aliados que han expresado reservas frente a su decisión de constituir un partido oficialista único, para tener una idea de lo que el Comandante entiende por participación. En el anarquismo no se admiten liderazgos permanentes y omnipotentes, sino sólo los que sean constantemente refrendados por aquellos a quienes en alguna circunstancia representan y eso es expresión de la soberanía y participación, lo que no se muestra en este proceso ni en ningún otro que se asiente en el poder jerárquico permanente y el Estado.
- La intención proclamada de este gobierno es hacer una revolución pacífica y democrática. ¿Por qué no esperar a que se profundice la revolución antes de emitir juicios sobre el proceso?
Chávez parlotea de una revolución, pero su palabra no basta para creer que la hace y que deba ser respaldado. Demasiados tiranos y demagogos en este continente han dicho lo mismo, sin que hubiese razón para apoyarlos. En nuestro caso ha habido una “revolución�? en tanto que nuestro modo de vida ha sido desarticulado en muchos sentidos, pero lo que vemos de construcción no nos inclina a secundarlo. Permitir su consolidación es hacer las cosas más difíciles de cambiar, porque los cambios que l@s anarquistas pretendemos van en dirección muy diferente a la que ha tomado este "proceso", que con más de 8 años al timón se muestra pleno de autoritarismo, burocráticamente ineficaz, estructuralmente infectado de corrupción, con orientaciones, personajes y actitudes que no podemos avalar.
- Si bien su proyecto es distinto al libertario, el chavismo llama a enfrentar a la oligarquía y al imperialismo. ¿Qué tal si se establecen alianzas estratégicas con ellos y más adelante, derrotados el golpismo oligárquico y la agresión imperialista, tratar de hacer la revolución anarquista?
Las alianzas estratégicas son un modo de acción política para ganar el control del Estado por un grupo de aliados, mientras que l@s anarquistas buscamos disolver al Estado con la participación de tod@s. La derrota de lo que se llama reacción y oligarquía (motes con claras miras propagandísticas) sólo serviría para consolidar en el poder a los que ganen, quienes necesariamente conformarán una nueva oligarquía porque así lo impone la lógica del poder estatal, como ocurrió en la URSS, China o Cuba. Esto haría más difícil la revolución anarquista y España en 1936 fue un ejemplo. También es inexacto identificar al proyecto chavista como en oposición al golpismo, cuando su afán originario fue dar un golpe militar, y constantemente alardea de su identificación con el lenguaje y las prácticas cuarteleras. La lucha contra el gobierno de la minoría (oligarquía) dentro de los regímenes estatales se reduce a reemplazar a unos pocos por otros pocos. En cuanto a la pelea con el imperialismo, si atendemos a las políticas que se proponen y ejecutan en el petróleo, en la minería, en la agricultura, en la industria, en el plano laboral, etc., parecen perseguir ser escuderos del Imperio, no sus enemigos (Para más detalles de los nexos estratégicos con el capital transnacional y los intereses imperialistas, ver lo publicado en El Libertario www.nodo50.org/ellibertario).
- Ahora se anuncia desde el gobierno venezolano una explosión del poder comunal, con la masiva implantación y cesión de potestades a los Consejos Comunales, organizaciones comunitarias y horizontales de participación popular. ¿L@s anarquistas apoyan a estas estructuras de base?
Lo que empezamos a ver de la instauración y funcionamiento de los Consejos Comunales apunta a que su existencia y capacidad de acción dependerán de su lealtad al aparato gubernamental, la cual se asegura dejando en manos del Presidente la facultad jurídica de dar aprobación o no a dichas organizaciones, como se expresa en la ley correspondiente. En eso hay experiencia en Venezuela, donde tantas agrupaciones de base (como los sindicatos sin ir más lejos) siempre se han parecido mucho a los tranvías, que reciben corriente desde arriba. Ciertamente, hay intentos por una real agrupación de abajo hacia arriba, y eso ocurre en ámbitos vecinales, obreros, campesinos, indígenas, ecologistas, estudiantiles, culturales, etc., aunque no cuenten con la simpatía del oficialismo. Nos parece que la sumisión legal, funcional y financiera de los Consejos Comunales ante el poder estatal será un severo obstáculo para iniciar desde allí un movimiento de base autónomo. Esto vale igual con los anunciados Consejos de Trabajadores para las empresas, en los que se vislumbra un modo de cancelar a un posible sindicalismo independiente.
- ¿Por qué l@s anarquistas critican a la Fuerza Armada Venezolana - de clara raíz popular y nacionalista – y a su capacidad de sustentar un proyecto revolucionario?
En todo ejército moderno, desde Europa en los S. XVII y XVIII a Latinoamérica hoy, el grueso de las tropas son reclutas de las sectores populares. Pero pese al origen social de la mayoría de sus integrantes, la razón de ser del ejército es la defensa de una estructura de poder y a sus detentadores, por lo que no puede nunca sustentar una revolución a favor de los oprimidos. A lo más, cambiará un personaje por otro y algunas reglas de la estructura de poder, pero no eliminarla porque el mando y la obediencia es su esencia. Por eso no respaldamos a ningún ejército, ni policía, ni privilegiados que en su provecho puedan usar la fuerza y las armas contra otra gente. El nacionalismo no es una postura que el anarquismo apruebe, porque implica circunscribirse a los intereses de ciertas personas, encerradas artificialmente por un Estado en cierto territorio-nación, a quienes se considera diferentes y hasta superiores a las demás. Somos enemigos de todo tipo de privilegios por nacimiento, raza, cultura, religión o lugar de origen. Además, la historia nefasta de la estructura castrense venezolana habla por si sola: institucionalizada por el tirano Gómez para liquidar las aspiraciones federales regionales; consolidada en su vocación represiva durante la lucha contra la insurrección de izquierda en la década de 1960; y ejecutora de la masacre de febrero de 1989.
- ¿Acaso l@s anarquistas venezolan@s son "escuálidos" (apodo con la cual el chavismo alude a sus oponentes) y, por lo tanto, apoyan a la oposición socialdemócrata y de derecha?
Escuálido es una calificación netamente mediática, despreciativa en su uso político oficial y con aires de consigna, que nada dice acerca de quienes así se califican. Pero, si en todo caso con ella se quiere señalar a quienes no admitimos claudicar de nuestra libertad y autonomía para someternos a la imposición autoritaria de una persona, de un partido, de una ideología, lo somos. Y si con eso se quiere decir que aupamos corrientes identificadas con el liberalismo económico, con el desprecio cuasi-racista de las élites hacia las mayorías, con la estafa de la democracia representativa o el retorno a formas de organización socio-políticas superadas por la historia, entonces no lo somos. De hecho, no apoyamos al régimen de Chávez ni a sus contrincantes electorales; podemos coincidir con algunas acciones de unos y otros, con algunas declaraciones de unos y otros, pero en lo fundamental criticamos la mayoría de los hechos y los discursos de unos y otros. Repudiamos la frustración repetida de las esperanzas de la gente que ha apoyado a Chávez, pero rehusamos convalidar las maniobras politiqueras del hato de oportunistas que fungen como oposición institucional. Y por sobre todo, no podemos, por razones de principio, respaldar a quienes fundamentan la búsqueda de una vida mejor en cualquier tipo de subordinación de las personas a la jerarquía estatal, como lo pretenden ambos bandos.
- Hay quienes se dicen libertarios y defienden al proceso de Chávez. Si por ello se les atribuye ser menos ácratas, ¿se trataría entonces de una acusación contraria al espíritu antidogmático del anarquismo?
El anarquismo no es un estado anímico, es una manera de enfrentar las cambiantes circunstancias sociales buscando el bienestar de cada uno en el seno del bienestar de todos, con propuestas que surgen de personas concretas y se discuten, adoptan o rechazan por los demás en determinadas circunstancias espacio-temporales. Cualquiera puede autonombrarse ácrata, porque no tenemos un carnet ni un bautismo que nos identifique. Sólo la mutua interacción nos ubica y son l@s demás anarquistas quienes nos determinan como perteneciendo o no al movimiento, dependiendo de nuestras conductas y de nuestras ideas. Pero, como no somos perfectos, podemos adoptar conductas o defender ideas que el colectivo no apruebe. Eso no hace a nadie más o menos, nos hace diferentes, aunque a veces la diferencia es tal que se torna insoportable para los demás y dejan de reconocernos como suyos.
- L@s anarquistas sólo sermonean sin aportar nada. ¿Cuál es su propuesta para transformar positivamente la actual realidad venezolana?
Nuestra lucha no es coyuntural ni de circunstancias, es por una nueva modalidad que hemos de adoptar para la vida colectiva e individual, donde la acción directa y la autogestión hacen que nuestra existencia esté en nuestras propias manos, sincera y honestamente, educándonos en el estudio y en la relación con l@s otr@s, sabiendo que nuestra libertad se extiende con la libertad del otr@, respetando la igualdad ya que las diferencias no crean superioridad, teniendo siempre presente que nuestra vida es posible gracias a l@s otr@s, cuyos intereses debemos atender prioritariamente para así poder alcanzar los propios, a los que no debemos renunciar porque aspiramos a disfrutar de una existencia plena. Cada un@ vive su vida y es responsable por ella ante sí mismo y ante los demás, pero nadie puede asumir nuestra "salvación". Por lo tanto, no hay una "receta" hecha para ésta - o cualquier otra – realidad social, pues las propuestas y acciones para transformarla deben ser resultado de un esfuerzo colectivo consciente y continuo, para el que ya procuramos aportar nuestra participación entusiasta, promoviendo y potenciando la recuperación de la autonomía por parte de los movimientos sociales del país, donde será posible el espacio de tensión necesario para el desarrollo e influencia de las ideas anarquistas de libertad e igualdad en solidaridad.
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_El Libertario: Qué es y cómo participar_
El Libertario es una publicación bi-mensual, que ha editado 49 números desde 1995, inspirándose en el pensamiento antiautoritario del anarquismo y promovido por un grupo de afinidad abierto a la participación de gente con inquietudes libertarias, en donde siempre intentamos mantener una atmósfera de respeto mutuo y libre de sectarismo. El criterio central que nos une como grupo de afinidad es compartir el ideal libertario o anarquista, cuya propuesta es la creación de una sociedad basada en la democracia directa, la justicia social, la autogestión, el apoyo mutuo y el acuerdo libre sin imposiciones autoritarias sean por la ley o por la fuerza.
cada número se produce con la cooperación voluntaria de quienes creemos que es importante hacer circular un vocero pedagógico de contra-información, construido desde la autonomía, sin recibir ningún subsidio de ninguna estructura de poder, y en base a lo que libremente acuerden quienes participamos. Aquí no hay líderes ni jefes, pues mantenemos un proceso de aprendizaje constante y continuo debate en aras de consolidar una red antiautoritaria de acción social para cambiar lo que nos rodea. Procuramos comunicar acerca de la teoría y la acción que impulsan l@s anarquistas en América Latina y en el mundo entero, así como también respaldar a cuanto de libertario se manifieste en los movimientos sociales de nuestro ámbito.
No aceptamos -ni nos interesa procurar- ningún tipo de subvención proveniente de organizaciones estatales o de cualquier otra institución del poder autoritario. Nuestras actividades son 110% autogestionadas. Por tal razón, una tarea esencial para el Libertario es buscar garantizar su distribución y auto-financiamiento, para lo cual contamos con la solidaridad de quienes, dentro y fuera de Venezuela, compartan o simpaticen con nuestra labor.
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