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La politiquería, la farsa electoral y la lucha política de la clase obreraAnonyme, Mercredi, Octobre 19, 2005 - 16:15 (Analyses | Democratie)
Unión Obrera Comunista (mlm)
Altisonantes discursos, declaraciones de unidad y la sacada de los "trapitos al sol" por parte de los jefes politiqueros, son el pan de cada día en los medios de comunicación, con los cuales el pueblo colombiano es atiborrado, viendo la gran farsa montada para elegir presidente y congreso el próximo año. A algunos de esos hechos y declaraciones queremos referirnos, pues los obreros deben diferenciar entre la politiquería burguesa y pequeño burguesa y la lucha política que deben librar. EDITORIAL La politiquería, la farsa electoral y la lucha política de la clase obrera Altisonantes discursos, declaraciones de unidad y la sacada de los "trapitos al sol" por parte de los jefes politiqueros, son el pan de cada día en los medios de comunicación, con los cuales el pueblo colombiano es atiborrado, viendo la gran farsa montada para elegir presidente y congreso el próximo año. A algunos de esos hechos y declaraciones queremos referirnos, pues los obreros deben diferenciar entre la politiquería burguesa y pequeño burguesa y la lucha política que deben librar. Andrés Pastrana quien en los últimos meses se había opuesto a la reelección y criticado con dureza el proceso de paz con los paramilitares, ahora, al ser nombrado embajador en Estados Unidos, sale en defensa de esos engendros. Noemí Sanín, quien había denunciado el autoritarismo del jefe de sicarios en la pasada campaña, fue la primera en lanzar la idea de la reelección de Uribe hace más de un año ya. Turbay Ayala, de fiero crítico de la reelección, pasó a ser el abanderado del abortado movimiento Patria Nueva para reelegir a Uribe Vélez. Juan Manuel Santos, ex ministro de hacienda de Pastrana, fue severo crítico de la reelección y hoy es el coordinador de las fuerzas políticas que apoyan la reelección del jefe paramilitar. Germán Vargas Lleras de la rosca del serpismo, se pasó a las posiciones más influyentes del uribismo. Nada extraño, por tanto, que Rafael Pardo pasara de lamebotas del presidente a convertirse en uno de sus mayores contradictores. ¿Y qué decir de Horacio Serpa? De furibundo opositor de Uribe, a quien denunció como jefe de paramilitares durante la pasada campaña electoral, pasó a ser su embajador en la OEA, para ahora volver a la oposición. Finalmente, el pasado 20 de agosto en Barranquilla, César Gaviria se fue lanza en ristre contra Uribe, diciendo entre otras cosas, que detrás del presidente se encuentran muchos mafiosos; y es el mismo Gaviria que en su gobierno impuso las antiobreras Leyes 50 y 100 (propuestas por Uribe en el congreso de ese entonces) y la apertura económica para congraciarse con el capital imperialista yanqui; el mismo que en el pasado congreso del liberalismo se declaró socialdemócrata para que lo nombraran jefe único del partido. Son todas estas, las piruetas de los malabaristas en el trampolín del gran circo electoral montado para pescar incautos y cazar votos. ¿Qué hay en realidad detrás de la actuación y las declaraciones de los jefes de los partidos burgueses? Lo primero que salta a la vista es que, a pesar de las declaraciones "durísimas" y los ataques que se profieren, sacándose los "trapitos al sol", entre ellos no hay contradicciones de fondo: todos defienden el sistema de la explotación asalariada del trabajo y sus negocios con los imperialistas. Las divergencias reales giran alrededor de los puestos burocráticos en el poder del Estado, desde los cuales pueden incidir para beneficiar sus propios grupos y sus compinches. Mas la "aguda" lucha y el "ardor" de los actos y las declaraciones le dan tal realismo a la farsa electoral que llega a conmover a las masas, sobre todo, a las de la capa superior de la pequeña burguesía, cuya fe supersticiosa en el Estado le conducen a mirarlo como el árbitro imparcial de la sociedad, por encima de las contradicciones de clase, y las elecciones y el parlamento como a iconos sagrados donde se impone la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. Esa fe supersticiosa, se manifiesta en lo que en el movimiento obrero se conoce como cretinismo parlamentario, y se traduce en hechos tales como los cambios y reagrupamientos de los partidos y grupos pequeñoburgueses y oportunistas, como la reciente entrada del Partido del Trabajo de Colombia (el Moir de Marcelo Torres) al Polo Democrático Independiente, y en los sueños y los cálculos electoreros de los jefes de esos partidos, quienes ven en las últimas declaraciones de César Gaviria un acercamiento a sus posiciones; en verdad, añorando revivir los viejos tiempos en que el expresidente le dio no sólo el ministerio de salud a Navarro Wolf, como premio por la entrega del M-19, sino que además tuvo en la primera Corte Constitucional, estrenada luego de la Constitución del 91, a Carlos Gaviria entre sus magistrados. Y es que entre las coaliciones, partidos, disidencias y candidatos burgueses, pequeñoburgueses y oportunistas no hay diferencias de fondo; las divergencias de los últimos giran en torno al "modelo", a la forma en que ejercen la explotación los burgueses, terratenientes e imperialistas y a la forma en que gobierna Uribe. De ahí que el apelmazamiento de esos grupos y partidos en la llamada Gran Coalición Democrática, no tenga otro argumento que el "coco" de la reelección de Uribe para llamar a la unidad con los politiqueros liberales y conservadores, y no tenga más programa que la defensa del "Estado social de derecho" y la "salida negociada al conflicto armado interno", banderas esgrimidas para engañar a los trabajadores y desviar su rebeldía hacia el respaldo de la esclavitud asalariada y al Estado que la garantiza. Todos esos partidos ocultan que el Estado burgués en Colombia, es una máquina para mantener el dominio de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo sobre el pueblo y perpetuar sus privilegios como clases parásitas. Esconden que el Estado colombiano es un aparato de dominación en manos de las clases dominantes con la forma de república democrática parlamentaria, la mejor envoltura política, a través de la cual, y mediante la fuerza de las armas, el capital garantiza que los cambios de personas e instituciones no amenace su dominación. Esta es la razón por la cual el régimen de Uribe, no solo garantiza y consiente la "oposición" oficial, sino además la financia; ello explica por qué César Gaviria se "acerca" a las posiciones de centro "izquierda" del Polo Democrático y de Alternativa Democrática. La política burguesa y pequeñoburguesa es en verdad la más sucia politiquería, donde se compran y se venden las conciencias a cambio de los puestos burocráticos en el Estado; la farsa electoral no es más que un circo con el cual se esconde y se maquilla la atroz dictadura de los ricos y ahora además, uno de los más tenebrosos regímenes, amparado en el paramilitarismo y sustentado con el capital de los mafiosos. La encrucijada en que se debate el movimiento obrero en Colombia ahora, está en resolver cuál es el camino que se impone: o el camino burgués para "suavizar" la explotación y reformar el Estado mediante la politiquería y la farsa electoral, desviando la justa rebeldía de las masas; o el camino que le corresponde enarbolando con valentía la bandera de la revolución socialista mediante su lucha y su organización política independientes, atrayendo a todo el pueblo a la lucha general por conquistar sus reivindicaciones inmediatas, mediante la movilización revolucionaria y la Huelga Política de Masas. Se entiende entonces por qué Revolución Obrera llama ahora a los obreros y a las masas populares en general, a no apoyar la farsa electoral, manifestando su rechazo con el NO VOTO y organizando su lucha, con independencia de los politiqueros, para arrebatarle al régimen de Uribe, representante de las clases reaccionarias, las reivindicaciones inmediatas más sentidas del pueblo colombiano, mediante la lucha directa, mediante el paro de la producción, mediante la Huelga Política de Masas. Se entiende entonces por qué en la presente farsa electoral, en lugar de sumarse al carnaval, la Unión Obrera Comunista (mlm) le propone al proletariado revolucionario adelantar una enérgica campaña política antielectoral para disputar a los partidos pequeñoburgueses y oportunistas la dirección del movimiento de masas atrayéndolas a su política; aprovechando sí, la campaña electoral para afianzar, extender y construir las formas de organización, los Comités de Lucha, que permitan desatar la iniciativa creadora de las masas para su lucha política independiente contra el régimen y por el poder del Estado; para difundir el Programa Socialista, y al calor de la lucha política de masas, construir la organización del Partido que la clase obrera y el pueblo necesitan con miras a derrotar a la burguesía, los terratenientes y sus socios imperialistas. Se entiende entonces por qué los comunistas no se proponen utilizar el Estado burgués para resolver los problemas de la sociedad colombiana, y por ello llaman a los obreros y a los campesinos, quienes sostienen la sociedad con su trabajo, a movilizarse y a organizarse para destruirlo con la violencia revolucionaria y sustituirlo por un nuevo tipo de Estado sin ejército permanente y sin burocracia; sustentado en el pueblo armado y con funcionarios removibles y con salarios de obrero; un nuevo tipo de Estado que garantice, con la fuerza de las armas en manos de las masas, la expropiación de los holgazanes que se apropian del trabajo ajeno. Comité Ejecutivo Unión Obrera Comunista (mlm)
"...educar todos los militantes en los principios de la democracia para que comprendan qué se entiende por vida democrática, cuál es la relación entre la democracia y el centralismo y cómo poner en práctica el centralismo democrático. Sólo de este
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