Pero gane o pierda la Oposición; gane o pierda Hugo Chávez, el día después del referéndum los venezolanos deberán librar la verdadera batalla: avanzar con paciencia y lograr la reconciliación ciudadana.

El 15 de agosto de 2004, la batalla de Santa Inés constituirá la batalla política más importantes de la revolución chavista. Los chavistas, serán comandados por su líder, Hugo Chávez. Una vez establecido el Comando de Campaña Maisanta, organizarán sus fuerzas en cada rincón del país. El caudillo principal creará comandos regionales, y los aspirantes a las gobernaciones fungirán de generales; estos, a su vez, comandarán a los círculos bolivarianos.
Para adelantar otros detalles de la batalla, el caudillo principal habló desde Santa Inés, una población situada en el Estado Barinas. Y por supuesto, irá acompañado del tradicional ejército gubernamental de Caracas, cuyos cabecillas, recibirán la orden de perseguir y batir a la Alianza Opositora. Hugo Chávez no quiere retrocesos; ha jurado que la batalla de Santa Inés ha sido concebida para aplastar al adversario. Los revolucionarios ya están listos para librar la batalla.
Asimismo, el caudillo principal -en su Comando de Campaña Maisanta- ya tiene todas sus líneas preparadas para la ofensiva. Ha comunicado su plan a todos los generales, encargando a la Primera Línea el registro, movilización, inscripción, cedulación y control de la población electoral. La Línea Secundaria, tiene la responsabilidad de monitorear las herramientas con las que cuenta el enemigo; para lograrlo, harán una lista descriptiva de todos los medios de comunicación que se hallan en la entidad.
Una vez recolectada la información, la Tercera Línea tendrá la misión de mostrar -mediante frecuentes cadenas- los logros del gobierno revolucionario. Y será la Cuarta Línea la encargada del suministro, acopio y distribución de todos los rubros alimenticios. Se hará efectivo el desembolso del incremento salarial, promulgado en el mes de mayo por el presidente.
La Quinta Línea, tendrá a su cargo labores de inteligencia. En tiempo real, recabará, procesará y distribuirá información precisa, a los fines de que los círculos violentos libren su papel intimidatorio. La Sexta Línea, que incluye también al CNE, es una de las más letales; tienen la misión de crear conflictos. La oposición no debe quitar los ojos del periodo presidencial, ya que el 19 de agosto Chávez cumple cuatro años en el poder. Sepan, que de celebrarse el referéndum revocatorio, a Chávez le convendría que se celebrara después del día 19. Si pierde, procederá a designar a un vicepresidente que le garantice la retirada; y ese hombre podría ser Alí Rodríguez.
La Constitución es letra muerta para Hugo Chávez. Si aplica la trampa, para pisotear las reglas del juego democrático, entonces quiere que la política del país tome otra trayectoria. ¿Y qué ocurre cuando no quedan espacios para actuar? ¿Qué sucede cuando el CNE es la estructura del fraude? ¿Qué sucede cuando en el TSJ se legitima el fraude? ¿Qué sucede cuando en la AN se institucionalizan los medios para cometer el fraude?
Por otra parte, para dar cumplimiento al mencionado plan de ataque, Chávez tomó las siguientes previsiones: en Sucre las tropas revolucionarias están a cargo del general Ramón Martínez. En la vecina población de Anzoátegui, el fraccionamiento de las tropas todavía tiene preocupado al caudillo principal; por eso, ha encargado a su subalterno Tarek William Saab la misión de poner orden.
Pero el día 15 de agosto, estas dos poblaciones revocarán a Hugo Chávez. Aunque, es una lastima que la batalla lleve por nombre Santa Inés. El general Zamora, jamás aprobaría que su heroica hazaña le sirviera de inspiración a Chávez; que horror, librar una batalla (Santa Inés) contra los venezolanos, hijos de la patria. Aún así, esta batalla forjará la tranquilidad de un pueblo que quiere vivir en absoluta democracia; si, esta batalla vencerá el roñoso interés de un hombre que ambiciona perpetuarse en el poder. Sucre y Anzoátegui triunfarán, y también toda Venezuela. Afortunadamente, estas últimas semanas han sido muy buenas para la oposición; han dirigido sus acciones por la vía legal y constitucional, es decir, con las armas de la democracia: las firmas. No han caído en las provocaciones del chavismo.
Con la derrota, el líder de la revolución tiene que ordenar la retirada. No puede intentar nada más; ha sido revocado. Pero gane o pierda la Oposición; gane o pierda Hugo Chávez, el día después del referéndum los venezolanos deberán librar la verdadera batalla: avanzar con paciencia y lograr la reconciliación ciudadana. Hasta la próxima edición.