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Irak es una Pista de PruebasThe Oldest Soul, Jeudi, Mai 8, 2003 - 17:51 (Analyses | Democratie | Droits / Rights / Derecho | Guerre / War | Imperialism | Resistance & Activism)
Noam Chomsky
Académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Noam Chomsky es fundador de la moderna ciencia de la lingüística y activista político; hoy, es un auténtico generador de activismo antiimperialista en los Estados Unidos... Académico del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Noam Chomsky es fundador de la moderna ciencia de la lingüística y activista político; hoy, es un auténtico generador de activismo antiimperialista en los Estados Unidos. El 21 de marzo, un día saturado de actividades, característico en la agenda de Chomsky --un día de protesta política e investigación académica científica--, recibió en su oficina a V. K. Ramachandran para hablar durante hora y media acerca del actual ataque a Irak. V. K. Ramachandran: La actual agresión a Irak, ¿representa la continuación de la política exterior estadounidense de los últimos años o es una fase cualitativamente nueva de esa política? Noam Chomsky: Es una fase significativamente nueva. No carece de precedentes pero, no obstante, es significativamente nueva. Debe verse como una pista de pruebas. [Los Estados Unidos] considera que Irak es un blanco fácil en extremo y por completo indefenso. Se presupone, quizá con razón, el colapso de la sociedad, la entrada de los soldados y que los Estados Unidos tome el control, que establezca bases militares y el régimen de su elección. Entonces se enfrentará a problemas más difíciles. El siguiente puede ser en la región andina, puede ser Irán u otros. Esta prueba es un intento por establecer lo que los Estados Unidos llama la "nueva norma" en las relaciones internacionales. Dicha norma es la "guerra preventiva" (nótese que las normas nuevas sólo las establece Estados Unidos). Así, por ejemplo, cuando la India invadió Paquistán oriental para terminar con masacres horrendas, no estableció una norma nueva de intervención humanitaria, porque la India es el país equivocado y, además, porque Estados Unidos se oponía por completo a esa acción. Esta no es una guerra pre-emptive;[1] hay una diferencia crucial. Este tipo de guerra tiene otro significado; por ejemplo, si aviones vuelan por el Atlántico para bombardear los Estados Unidos, está permitido que éste los derribe aun antes de ser bombardeado, como también es permisible que ataque las bases aéreas de su procedencia. Esta forma de guerra es la respuesta a un ataque real o inminente. La doctrina de la guerra preventiva es por completo diferente: sostiene que sólo los Estados Unidos --ya que nadie más comparte ese derecho-- tiene el derecho de atacar cualquier país que considere como desafío potencial. Por tanto, si los Estados Unidos afirma, usando cualquier argumento, que alguien representa una posible amenaza, entonces puede atacarlo. Esta doctrina de guerra preventiva se anunció de manera explícita en el Informe de Estrategia Nacional, durante el pasado septiembre. Hizo temblar al mundo, incluyendo al establishment estadounidense, donde, me atrevo a decir, la oposición a la guerra es inusualmente elevada. En efecto, el Informe de Estrategia Nacional estableció que los Estados Unidos regirá al mundo por la fuerza, que es la dimensión --la única-- en la que tiene supremacía. Más aún, regirá indefinidamente, porque cualquier desafío potencial que surja en contra del dominio de los Estados Unidos será destruido por éste antes de que se convierta en un desafío real. Este es el primer ejercicio de dicha doctrina. Si triunfa conforme a esos términos --lo cual es de esperar--, será porque el blanco es tan indefenso que abogados internacionales, intelectuales del Occidente y otros comenzarán a hablar de una norma nueva en las relaciones internacionales. Es importante establecer una norma como ésta si se pretende dominar el mundo por la fuerza en el futuro próximo. Lo anterior no carece de precedente, pero es raro en extremo. Mencionaré un precedente, sólo para mostrar la escasez de ejemplos. En 1963, Dean Acheson, un viejo estadista muy respetado y consejero del gobierno de Kennedy, pronunció una conferencia importante ante la Sociedad Americana de Derecho Internacional, en la cual justificó los ataques estadounidenses contra Cuba. El ataque del gobierno de Kennedy contra Cuba fue terrorismo internacional a gran escala, y a éste se sumó la guerra económica. El momento para realizarlo fue interesante: inmediatamente después de la crisis de los misiles, cuando el mundo estuvo muy cerca de una guerra nuclear apocalíptica. En su discurso, Acheson dijo, palabras más o palabras menos, "no hay impedimento legal alguno para que los Estados Unidos responda a amenazas a su posición, prestigio o autoridad". Ese es también el núcleo de la doctrina de Bush. Aunque Acheson fue una figura importante, su declaración no reflejaba la política gubernamental oficial durante el periodo de posguerra. Hoy se yergue como política oficial e Irak es el primer ejemplo. Se pretende sentar precedentes para el futuro. Dichas "normas" se establecen sólo cuando una potencia occidental actúa, no cuando otros lo hacen. Es parte del profundo racismo de la cultura occidental, que se remonta a siglos de imperialismo, y que está profundamente arraigado en el inconsciente. Por tanto, pienso que esta guerra es un paso importante y nuevo, y eso es lo que se pretende que sea. Ramachandran: ¿Es también una nueva fase en cuanto a que los Estados Unidos no ha podido arrastrar a otros consigo? Chomsky: Eso no es nuevo. En el caso de la guerra de Vietnam, por ejemplo, los Estados Unidos no intentó buscar el apoyo internacional siquiera. No obstante, tiene usted razón: es inusual. Este es un caso en el que los Estados Unidos fue obligado, por razones políticas, a intentar que el mundo aceptara por la fuerza su posición y no pudo, lo cual es bastante inusual. En general, el mundo suele sucumbir. Ramachandran: ¿Representa esto un "fracaso diplomático" o es una redefinición de la diplomacia misma? Chomsky: No lo llamaría diplomacia en absoluto: es fracaso de la coerción. Convendría compararlo con la primera guerra del Golfo, en la cual los Estados Unidos obligó al Consejo de Seguridad para que aceptara su posición, pese a que gran parte del mundo se opusiera. La OTAN la aceptó, y Yemen, el único país en el Consejo de Seguridad que se opuso, fue castigado severa e inmediatamente. Cualquier sistema legal serio invalida los juicios hechos bajo coerción, pero estos métodos son correctos en los asuntos internacionales de los poderosos: ahí los juicios bajo coerción se llaman diplomacia. Lo interesante del caso actual es que la coerción no funcionó. Hubo países --es más, la mayoría-- que mantuvieron en forma recalcitrante la posición de la amplia mayoría de sus pueblos. El caso más dramático es Turquía. Este es un país vulnerable: vulnerable a los castigos y cohechos estadounidenses. No obstante, el nuevo gobierno, creo que para sorpresa de todos, mantuvo la postura de alrededor de 90 por ciento de su población. Por eso, aquí, Turquía es condenada acremente, al igual que Francia y Alemania son blanco de agrias condenas, porque adoptaron la posición de la mayoría aplastante de sus países. Los países alabados son países como Italia y España, cuyos dirigentes aceptaron seguir las órdenes de Washington contra la oposición de quizá noventa por ciento de sus habitantes. Este es otro paso nuevo. No recuerdo caso alguno donde el odio y el desdén por la democracia se haya proclamado de manera tan abierta, no sólo en voz del gobierno sino también de los comentaristas liberales y de otros. Hoy, existe toda una literatura que intenta explicar porqué Francia, Alemania y la llamada vieja Europa, Turquía y otras naciones intentan socavar a los Estados Unidos. Para los expertos, es inconcebible que la actuación de estos países obedezca al hecho de que toman la democracia en serio y de que piensen que cuando la mayoría aplastante de la población manifiesta su postura, el gobierno debe seguirla. Ese es verdadero desdén por la democracia, así como lo sucedido en las Naciones Unidas muestra total desdén por el sistema internacional. De hecho, ya hay propuestas --del The Wall Street Journal, de gente en el gobierno y de otros-- para disolver las Naciones Unidas. El temor hacia los Estados Unidos en el mundo entero es extraordinario. Resulta tan extremo que se discute en los medios de comunicación masiva. El artículo principal en la próxima edición de Newsweek aborda las razones por las cuales el mundo teme tanto a los Estados Unidos. El Washington Post publicó en la primera plana, un artículo sobre el tema hace algunas semanas. Por supuesto que esto es considerado como una falla del mundo, algo que está mal en el mundo y que tenemos que manejar de alguna manera, pero, asimismo, es algo que tiene que reconocerse. Ramachandran: Es indudable que, la idea de que Irak represente peligro real e inminente no tiene fundamento alguno. Chomsky: Nadie presta atención a esa acusación, excepto, y esto es interesante, el pueblo de los Estados Unidos. En el transcurso de los últimos meses, la propaganda del gobierno en los medios de comunicación obtuvo logros espectaculares y muy evidentes en las encuestas. Las encuestas internacionales muestran que el apoyo a la guerra es más alto en los Estados Unidos que en los otros países. Sin embargo, estos resultados son muy ambiguos porque, la mirada atenta descubre que también existe otro aspecto diferente de los Estados Unidos con respecto del resto del mundo. Desde septiembre de 2002, los Estados Unidos es el único país en el mundo donde sesenta por ciento de la población piensa que Irak representa una amenaza inminente, algo que la gente no comparte ni en Kuwait ni en Irán siquiera. Más aún, hoy, alrededor de cincuenta por ciento de la población cree que Irak fue el responsable del ataque a las Torres Gemelas. Lo anterior se observó a partir de septiembre de 2002. De hecho, después del ataque del 11 de septiembre, las cifras eran de tres por ciento, aproximadamente. La propaganda gubernamental en los medios ha logrado elevar las cifras a cerca de cincuenta por ciento. Ahora, la gente está genuinamente convencida de que Irak ha realizado ataques terroristas importantes contra los Estados Unidos y que planea repetirlos; por eso, la gente apoya la guerra. Como ya señalé, lo anterior ocurrió a partir de septiembre de 2002. Fue entonces cuando el gobierno inició la campaña en los medios de comunicación, así como la campaña electoral de mediados del periodo.[2] El gobierno de Bush hubiera sido demolido en las elecciones si los temas sociales o económicos hubieran ocupado el centro de atención, pero el gobierno logró minimizar esos temas para, en cambio, privilegiar los aspectos de seguridad, y la gente se acogió, como suele suceder, bajo la sombrilla del poder. Así fue, exactamente, como se gobernó al país en los años ochenta. Cabe recordar que los funcionarios durante los gobiernos de Reagan y de Bush padre fueron casi los mismos. Durante todo el decenio de los ochenta implantaron políticas internas en detrimento de la población, a las cuales la gente se opuso, como hoy sabemos por numerosas encuestas. No obstante, lograron mantener el control al provocar miedo en la gente con asuntos como el que se refería a que el ejército nicaragüense estaba a dos días de entrar a Texas y dispuesto a conquistar los Estados Unidos, o que la base aérea en Granada podía ser utilizada por los rusos para bombardearnos. Fue uno tras otro, cada año, cada uno de ellos por demás ridículo. El gobierno de Reagan llegó a declarar emergencia nacional en 1985 porque el gobierno nicaragüense representaba una amenaza a la seguridad estadounidense. Si alguien estuviera observando todo esto desde Marte, no sabría si reír o llorar. Igual están actuando en este momento y quizá apliquen algo similar durante la campaña presidencial. Surgirá un nuevo dragón que habrá que degollar porque el gobierno enfrentaría problemas enormes si permitiese que los asuntos internos dominen el escenario. Ramachandran: Usted escribió que esta guerra tendrá consecuencias peligrosas en lo que atañe al terrorismo internacional y a la amenaza de una guerra nuclear. Chomsky: No puedo aspirar a la autoría de esa opinión. Sólo cito a la CIA y a otras agencias de inteligencia y, prácticamente, a todos los especialistas en asuntos internacionales y terrorismo. Las revistas Foreign Affairs y Foreign Policy, el estudio de la Academia Americana de Artes y Ciencias y la prestigiada Comisión Hart-Rudman sobre amenazas terroristas a los Estados Unidos, todos coinciden que es muy probable que aumente el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. La razón es sencilla: en parte como venganza pero en parte sólo en defensa propia. No hay otra manera de protegerse de un ataque estadounidense. Es más, los Estados Unidos está encargándose de dejar este asunto muy claro y está enseñando al mundo una lección horrible. Comparemos Corea del Norte con Irak. Este último es débil e indefenso; más aún, es el régimen más débil de la región. Si bien tiene a un monstruo horrible en el poder, éste no representa amenaza alguna para nadie más. En cambio, Corea del Norte sí es una amenaza, pero no es atacada por una razón muy simple: presenta un obstáculo. Concentra artillería dirigida hacia Seúl y si los Estados Unidos ataca, Corea del Norte puede borrar del mapa a gran parte de Corea del Sur. Por ende, los Estados Unidos anuncia a los países del mundo: si estás indefenso vamos a atacarte cuando queramos, pero si posees armas disuasorias, nos echaremos atrás porque atacamos sólo a países indefensos. En otras palabras, el mensaje a los otros países es que más vale que desarrollen una red terrorista y armas de destrucción masiva o algún otro tipo de disuasión creíble, de lo contrario son vulnerables a una "guerra preventiva". Por esa sola razón, esta guerra puede llevar a la proliferación tanto de terrorismo como de armas de destrucción masiva. Ramachandran: ¿Cómo actuará los Estados Unidos ante las consecuencias humanas --y humanitarias-- de la guerra? Chomsky: Es evidente que nadie sabe la respuesta. Es por eso por lo que la gente honesta y decente no recurre a la violencia, porque uno simplemente no sabe cuáles serán las consecuencias. Las agencias de ayuda y los grupos médicos que trabajan en Irak han señalado que las consecuencias pueden ser graves. Todos desean que no lo sean, pero pueden afectar a millones de personas. Ante esa mera posibilidad, optar por la violencia es criminal. Ya existe --es decir, aun antes de la guerra-- una catástrofe humanitaria. Conforme a cálculos conservadores, diez años de sanciones han matado a cientos de miles de personas. Si tuviera un dejo de honestidad, los Estados Unidos pagaría indemnizaciones por las meras sanciones. La situación es similar al bombardeo de Afganistán, del cual usted y yo hablamos cuando aún estaba en sus etapas iniciales. Era obvio que los Estados Unidos jamás investigaría las consecuencias. Ramachandran: Como tampoco invertiría la cantidad de dinero requerida. Chomsky: Por supuesto que no. Para empezar, la pregunta no se plantea siquiera, para que nadie tenga idea de cuáles fueron las consecuencias del bombardeo en casi todo el país. Además, la información que llega es muy escasa; después de todo, ya no está en la mirilla de los noticieros y nadie lo recuerda. En Irak, los Estados Unidos montará un espectáculo sobre reconstrucción humanitaria e implantará un régimen al que llamará democrático, lo cual significa que éste se plegará a las órdenes de Washington. Después olvidará lo que suceda más tarde para concentrarse en el siguiente país. Ramachandran: En esta ocasión, ¿han seguido los medios el modelo de propaganda de siempre? Chomsky: Por ahora, es el vitoreo al equipo de casa. Vea CNN, que es repugnante, y lo mismo se aplica a lo demás. Es de esperar en época de guerra: los medios exaltan el poder. Más interesante es lo que sucedió durante el preámbulo de la guerra. El hecho de que los medios de propaganda gubernamentales pudieran convencer al pueblo de que Irak es una amenaza inminente y de que es responsable del 11 de septiembre es un logro espectacular y, como ya dije, se alcanzó en cuatro meses, aproximadamente. Si se pregunta a los responsables de los medios acerca de esta cuestión responderán: "Jamás dijimos eso" y es cierto, jamás lo dijeron. Nunca se dijo que Irak invadiría a los Estados Unidos o que había atacado las Torres Gemelas. Sólo se insinuó con una alusión tras otra, hasta que lograron que la gente lo creyera. Ramachandran: Sin embargo, mire la resistencia. Pese a la propaganda, pese a la humillación a las Naciones Unidas, ellos [el gobierno y los medios] aún no han logrado la victoria absoluta. Chomsky: Nunca se sabe. Las Naciones Unidas está en una posición muy peligrosa. Los Estados Unidos puede intentar su desmantelamiento. En realidad no lo creo, pero sí que intentará su disminución, porque, si no se pliega a las órdenes, entonces, ¿para qué le sirve? Ramachandran: Noam, usted ha observado movimientos de resistencia hacia el imperialismo durante un largo periodo --Vietnam, Centroamérica, la primera guerra del Golfo --, ¿cuáles son sus impresiones sobre el carácter, la influencia y profundidad de la resistencia actual hacia la agresión estadounidense? Las movilizaciones extraordinarias en todo el mundo llenan de optimismo. Chomsky: Cierto, nada se le compara. La oposición en todo el mundo es enorme y sin precedentes, y lo mismo se aplica a los Estados Unidos. Ayer, por ejemplo, estuve en las manifestaciones en el centro de Boston, precisamente a la vuelta del Boston Common.[3] No es la primera vez que estoy ahí. En la primera ocasión, en octubre de 1965, fui orador en una manifestación ahí, organizada cuatro años después de iniciarse el bombardeo estadounidense sobre Vietnam del Sur. La mitad de Vietnam del Sur había sido destruida y la guerra se había extendido a Vietnam del Norte. No pudimos realizar la manifestación porque sufrimos ataques físicos, la mayoría en manos de estudiantes, pero con el apoyo de la prensa y la radio liberal que condenó a quienes se atrevían a protestar contra una guerra estadounidense. Sin embargo, en esta ocasión hubo una manifestación multitudinaria antes de que estallara oficialmente la guerra y, de nuevo, otra manifestación el día en que estalló, sin contramanifestantes. Esa es la diferencia radical. Y, si no fuera por el factor de miedo, ya mencionado, habría mucha más oposición. El gobierno sabe que no puede mantener los ataques y destrucción durante un periodo largo, como lo hiciera en Vietnam, porque el pueblo no los toleraría. Hoy, sólo existe una forma de hacer la guerra. Antes que nada, elegir a un enemigo mucho más débil, uno que esté indefenso. Después, hay que fortalecer el sistema de propaganda bien sea acerca de una agresión cometida o de una amenaza inminente. A continuación, se requiere una victoria fulminante. Un documento importante que se filtró al público en 1989, durante el gobierno del primer Bush, describió la manera en que los Estados Unidos tenía que realizar la guerra. Decía que era necesario pelear contra enemigos más débiles, y que la victoria debía ser rápida y decisiva, pues el apoyo del público se erosiona rápidamente. Ya no es como en los años sesenta cuando la guerra se peleaba durante años, sin oposición alguna. De muchas maneras, el activismo de los años sesentas y los años que siguieron hicieron del mundo, incluyendo este país, un lugar más civilizado en muchos ámbitos. |
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